martes, 25 de junio de 2013

A mis alumnos

Se acabó el curso. Me despedí ayer de mis alumnos de tutoría después de entregarles las notas. Les dediqué unas palabras de agradecimiento y ellos correspondieron con sus habituales muestras de cariño. Dicen que son tristes las despedidas, pero quienes lo dicen no han descubierto aún, que en un pequeño reducto del corazón hay un espacio infinito (extraña paradoja) para ir almacenando el amor compartido; y es allí donde he ido guardando puntualmente el interés de dos de mis alumnas por mis "extra-oficiales" temas favoritos; ellas, con su mirada inteligente, su media sonrisa y una criatura en cada vientre (ha sido una deliciosa coincidencia) me han alentado muchas veces a abandonar el temario y a adentrarme en los territorios del alma...y es a mi corazón adonde voy a acudir cuando piense en estas adorables mujeres que me han enseñado a enseñar un poquito mejor. Y allí guardaré también el recuerdo de Alex, su complicidad y su singular belleza (infrecuente en un hombre) y algo en él, inocente e inmaculado, que ha contribuido a restituir en mí, mi propia dulzura. Y asimismo guardaré en un lugar privilegiado la mirada de Paola, perfecta discípula para todo maestro que tenga a bien hablar acerca de la vida, porque Paola está completamente viva y su vitalidad ha contribuido a potenciar la mía... Y seguiría hablando de unos y de otros, gente encantadora que a lo largo de todos estos años me ha ido enseñando a ser mejor persona. Ahora ya sé que enseñar y aprender son la misma cosa. ¡Les debo tanto a todos ellos!

miércoles, 19 de junio de 2013

COHERENCIA

Leo en facebook una frase de Kahlil Gibran: "La belleza no está en el rostro sino en la luz que surge del corazón"... y me da por investigar acerca de las últimas investigaciones sobre la emisión de energía procedente de este órgano:
"La ciencia moderna ha eliminado la primacía de la materia y demostrado que es la conciencia o el espíritu quien lleva la voz cantante. Se podría considerar al espíritu como un campo de energía inteligente y a cada célula como un pequeño hogar de conciencia. Una fuerte emoción da lugar a mil cuatrocientas reacciones bioquímicas en el cuerpo. Y es el corazón el que parece conectar con este campo energético y generar una respuesta que afectará al resto de los órganos. Su ritmo hace que el organismo entero funcione al unísono. Si en el corazón hay coherencia, el resto del cuerpo entra en resonancia y se equilibra adecuadamente. La buena coherencia cardiaca actúa liderando el resto de ritmos del cuerpo"
Yo sé en qué momentos hay coherencia en mi corazón:
-Cuando hago lo mejor que puedo lo que tengo entre manos, porque eso significa que mi mente está donde debe estar y estoy concentrada y conforme con mi suerte, sin desear estar en ningún otro lugar...Y también siento mi corazón coherente cuando sé que mis palabras, acciones o silencios no van a hacerte ningún daño y si cometo un error soy capaz de decir "lo siento, perdóname...", porque aprendí que podía hacer daño de muchas maneras aunque tratara de justificar mis actos...y sé que mi corazón late al ritmo adecuado cuando experimento compasión, algo que le ocurrió ayer a mi alumna-amiga Mercedes cuando le preguntó a su nueva vecina por qué vestía de riguroso luto: "Es que se ha muerto mi niña de siete años" y se abrazaron sintiéndose como hermanas...
Lo llaman coherencia cardíaca pero también se llama amor y este sentimiento es verdad que lidera y liderará siempre el movimiento de toda partícula conocida y por conocer.






lunes, 17 de junio de 2013

Múltiples universos

Hay una teoría fantástica: la teoria de los múltiples universos. Dicen que cuando se presentan ante uno un par de posibilidades, se generan de inmediato dos mundos con versiones ligeramente diferentes de nosotros mismos, cada una de las cuales no es consciente de la existencia de la otra. Es decir, en un cruce de caminos, siempre se eligen las dos posibilidades. Y cada vez que nos enfrentamos a uno de estos cruces creamos de nuevo otro mundo con una nueva versión de nuestra existencia.
No solo resuena algo en mí cuando oigo hablar acerca de todo esto, sino que esta teoría confirma ciertos hechos acontecidos en mi vida: En cierta ocasión, un hombre de nacionalidad rusa se dirigió a mí en un restaurante en Madrid (en perfecto español) comentando cómo era posible que volviera a coincidir conmigo si acababa de regresar de una reunión en la que yo estaba presente, en Barcelona. Yo le aseguré que hacía varios años que no visitaba esa ciudad y él, mirándome fijamente me preguntó la razón por la que le estaba mintiendo, aseguraba no comprender mi actitud, mientras yo a mi vez insistía en que estaba equivocándose de persona; me miraba con una expresión triste, como decepcionado, él no podía equivocarse, había estado sentado a mi lado durante varias horas, había hablado conmigo, y yo por supuesto era la misma persona.
Salí de allí bastante desconcertada, durante mucho tiempo recordé esta escena y llegué a pensar que tenía una doble en Barcelona.
Años después sucedió algo parecido; iba paseando con unos amigos por el parque del Retiro en Madrid y en un momento determinado nos cruzamos con una pareja de jóvenes de unos veintitantos años que caminaban de la mano; él al pasar junto a mí se detuvo y permaneció unos segundos mirándome fijamente con cara de extrañeza, y después me preguntó: ¿Eres Marta, verdad? Yo respondí: No, me llamo Nieves...él insistió: ¿Estás segura de que no eres Marta? Yo confundida y con una risa algo nerviosa le contesté que sí, que estaba segura... la chica que le acompañaba empezó a sentirse incómoda y a pedirle que se moviera, estaba claro que ella no comprendía lo que le estaba pasando a su chico, la situación era muy extraña, el joven continuaba mirándome sin poder creer que yo no fuera esa persona, su novia le tiraba del brazo y nos miraba encogiéndose de hombros como disculpándose por su extraño comportamiento, yo le dije entonces que tenía una hija que se llamba Marta, él pareció sorprendido por tal información y sin dejar de mirarme se fue alejando empujado por la chica que empezaba a mostrarse enfadada... continué caminando volviéndome para mirarle y él también se giraba para mirarme a mí, hasta que ambos nos perdimos de vista.
Yo vivo En Madrid y en Barcelona al mismo tiempo. Me llamo Nieves y en otro universo parelelo me llamo Marta. Y estas son solo dos de mis posibles realidades. Algunas veces parece haber cierta conexión entre ellas, como ocurrió en las experiencias anteriores y en muchas otras ocasiones durante la noche, a través de los sueños.
Me fascina que la vida me sorprenda. Nunca he aceptado que solo exista lo que puedo ver o tocar.
Vivo en la India, cerca de un templo...también soy violonchelista y viajo por el mundo dando conciertos...Soy profesora de inglés en Roma...
Una parte de mí lo sabe.








miércoles, 12 de junio de 2013

Desaprender y volver a aprender

Aprendí a no ser espontánea, para no decir lo que no debía según aquellos que nunca dijeron lo que quisieron decir. Aprendí a vivir poniendo una cara muy seria, para demostrarle a unos cuantos que no tenía muchos motivos para reír. Aprendí a decir sí y al mismo tiempo amordazar mi cuerpo para que éste no mostrara mi inmenso NO. Aprendí a reírle las gracias a todo aquél que se creía gracioso.
Aprendí a jugar al póquer, para sentirme poderosa y masculina y poder de esta manera controlar las lágrimas que era incapaz de derramar. Aprendí a estar al lado de algunos mucho más tiempo del que hubiera deseado, teniendo en cuenta que hacían caso omiso de mi presencia. Aprendí a dedicarme a mí muy poco tiempo, viviendo a expensas de las necesidades de otros. Aprendí a beber más de la cuenta y a perder la dignidad unas cuantas veces, pensando que total, mi caso, no tenía remedio. Aprendí a anular mi lenguaje corporal, a evitar los abrazos y las caricias, para, de este modo y protegida del amor, poder guarecerme en el interior de mi melancolía. Aprendí a convivir con un nudo en la garganta, opresión en el pecho y tensión en la mandíbula. Aprendí a no expresar nunca lo que sentía. Aprendí a vivir sintiendo que me iba muriendo de tristeza.
Alvin Toffler dice que los analfabetos del siglo XXI, no serán aquellos que no sepan leer y escribir, sino aquellos que no puedan aprender, desaprender lo aprendido y volver a aprender.
He desaprendido casi todo lo que aprendí. No quiero ser una analfabeta en este siglo. Ahora me toca aprender a alinear mi mente, mi cuerpo y mi espíritu de manera que todo mi ser se exprese en todo momento desde la única verdad que yo soy.
Y me tocará aprender después a tomarme esta vida menos en serio y a no escribir frases tan grandilocuentes, jajaja...

martes, 11 de junio de 2013

Voy a demostrarte cuánto valgo

Por estas fechas y hasta hace no demasiados años, comenzaba en el interior de mi mente un proceso obsesivo por producir dosis masivas de melanina, para lograr un bronceado con el que obtendría un "dominicano" color de piel que me convertiría en una mujer más atractiva y exótica, con una piel más brillante y unos dientes en apariencia más blancos, con lo que conseguiría aquello que nunca logré: sentirme bien conmigo misma. El dorado de mi piel desaparecía sin remedio al avanzar el otoño y yo recuperaba mi natural condición de persona insatisfecha.
Se trataba de llamar la atención para poder sentirme importante y valiosa. ¡Pobrecita, qué poca cosa se sentía, sin saberlo, en el interior de aquél cuerpo tostado!
Ayer me hice consciente de otro de mis personajes, la mujer sabia, poseedora del "conocimiento supremo".
Iba paseando con mi madre, ella comentó: "Si toda la gente fuera honrada, no habría tantos robos" y yo, un poco harta de las frases simplistas de mi madre, repliqué enseguida: " Mamá, tiene que haber de todo en esta vida, existe la luz y existe la oscuridad, existe el día y existe la noche, existe el bien para que podamos conocer el mal..." y mi madre, deteniéndose y sacando un pañuelo de papel del bolsillo de la chaqueta, añadió: " Y existen los kleenex para que podamos limpiarnos las narices"...Continuamos caminando las dos en silencio, yo aguantando la risa, consciente de la lección que acababa de recibir de mi madre y dándome cuenta de lo trascendente que me pongo algunas veces, tratando de demostrarle al mundo cuánto valgo. Es la misma que la adicta al bronceado. ¡Tengo que querer mucho a esa pobre criatura!








martes, 4 de junio de 2013

Más inteligente que tu mente

Me cuentas que has soñado que yo te enterraba viva y mi mente tratando de encuadrar esta información lo primero que hace es determinar si siento aversión por ti, y después de rechazar esta absurda sugerencia continúa ofreciéndome otras posibilidades como indagar en el significado de enterrar vivo que puedan haber hallado otros, pero esta opción tampoco me convence, hace tiempo que soy algo rebelde, el cerebro prosigue indagando, no sabe parar el pobre, una vez que le das una información trata de obtener respuestas a toda costa, yo le dejo en su labor de introspección pero no me convence ninguno de sus argumentos, me he dado cuenta de que uno puede ser más inteligente que su mente, hay que pillar el truco, existe un espacio vacío en el famoso "ahora" en el que la mente no tiene jurisdicción, es un lugar en el que podemos dar esquinazo a los pensamientos y en especial a las emociones que estos provocan, es únicamente ahí donde se puede producir aquello que llaman "destello de intuición"... según cuenta la leyenda, le ocurrió a Arquímedes dentro de la bañera, encontró de repente la respuesta a una cuestión que le había planteado el rey Hierón II De Siracusa, y corrió por las calles, desnudo, gritando : ¡Eureka!, cuya traducción es: "lo he encontrado"... O podemos recordar lo que nos decía Einstein: “La mente intuitiva es un regalo sagrado y la mente racional, un leal siervo”. Nuestra sociedad actual honra al siervo y se olvida por completo del regalo...Ahora bien, hay que atreverse a proclamar que una es intuitiva sin haber llegado a conseguir la fama de Einstein o de Arquímedes, lo que equivale a ser considerada algo "rarita" (solo te permiten ser excéntrico si eres famoso o tienes mucho dinero) es en este momento cuando hay que demostrar cierta valentía, si no la intuición desaparece porque es incompatible con el miedo.. eso sí, si decides seguir adelante te vuelves algo imprudente, llegas a hacer afirmaciones que pueden no resultar adecuadas, la intuición no entiende de conveniencias sociales...y es que he llegado a un punto en el que me resulta muchísimo más divertido explicarte por qué has soñado que yo te estaba enterrando viva a que hablemos tú y yo de la crisis.

sábado, 1 de junio de 2013

El zeptosegundo

Ayer descubrí un nuevo concepto, se llama zeptosegundo. Es la miltrillonésima parte de un segundo, es decir, en un segundo hay mil trillones de zeptosegundos.
Los fisicos nos cuentan que este tiempo tan corto no se usa en la vida diaria, es solo de interés en ciertas áreas de la física y la química. Se denomina "energía de punto cero", "energía del vacío" o "energía gratuita". Se asocia con la vacuidad del espacio vacío. Dicen que esta energía es infinita.
Sin embargo, esa pequeñísima cantidad de tiempo parece ser que es la vida media de una partícula de Bosón de Higgs, nombre con el que los físicos denominan la energía original que dio vida a todo lo que existe.
Los científicos piensan que el descubrimiento de este tipo de energía puede conducir a la construcción de micromáquinas sin fricción con partes móviles que leviten.
Lo que los físicos no nos dicen es que en realidad si fue creada teniendo en cuenta la gran utilidad que habría de tener en la vida diaria. Debe ser un zeptosegundo lo que se tarda en experimentar una súbita alegría al percibir la inmensa bondad que hay detrás de ciertos actos humanitarios. Yo tardé un zeptosegundo en sentirme conmocionada al ver el rostro de mis hijos por primera vez. Un zeptosegundo es lo único que se necesita para reconocer una falta de honestidad. En un zeptosegundo amas a alguien por primera vez.
No conocemos el ámbito de la vacuidad porque utilizamos otros conceptos de tiempo para poder ir huyendo a toda velocidad hacia delante; y sin embargo, el humilde zeptosegundo nos ofrece a cada instante, más bien a cada mil trillonésima parte de un segundo, la sutil experiencia del amor en estado puro, el silencio anterior a la creación de palabras, vacío sin conceptos, luz aún sin sombra, no mente. En el zeptosegundo descubrimos qué es Dios.
Te deseo mil trillones de felices y plenos zeptosegundos.