jueves, 17 de septiembre de 2015

ACEPTANDO...

Mi mente no es mi amiga. Me lo dijeron hace tiempo y me gustó saberlo. Si fuera mi amiga no trataría de enfadarme y decepcionarme.
Como ya lo sé, trato de rellenarla con material no invasivo eligiendo cada mañana una frase que repito durante todo el día.
La de hoy era: "No juzgaré nada de lo que ocurra".
Salgo a caminar a las nueve y en la calle están los "soplahojas" que sustituyen a los barrenderos que antaño barrían con placidez. El aparato que utilizan- que hace un ruído ensordecedor- consiste en una mochila y un largo tubo que va levantando una gran nube de polvo a su paso. 
Me molesta, recuerdo mi frase, dejo de fruncir el entrecejo y al observar que estoy pensando: "ya les vale, podían hacerlo a otra hora", decido sonreír y dirigirme hacia otra calle.
Cuando vuelvo, han decidido soplar delante de mi casa. Repito los pasos anteriores: relajar el ceño, aceptar la localización de los sopladores, disfrutar del fresquito matinal...
Al cabo de un rato voy a la piscina. Todas las calles ocupadas, me toca nadar con otro. Elijo la tercera, hay una mujer nadando en sentido contrario, según yo. Hay que ir por la derecha y regresar por la izquierda. Me lo dijo el otro día un hombre con el que colisioné por no saberlo. Esta mujer está regresando por la derecha- de nuevo el entrecejo en tensión- cuando nos cruzamos se lo comento, ella me dice que cada una vaya por un solo lado, ida y vuelta, porque tenemos ritmos diferentes. Me parece bien, pero enseguida mi cerebro- tratando de preocuparme- me comenta que si otro día coincido con el hombre de "cada uno por su lado" voy a tener que cambiar de táctica si no quiero chocarme con él...
¡qué complicado es compartir este mundo con otros!- dice mi mente.
Como sé que no es mi amiga y no quiere mi mayor bien, decido introducir mi frase: "no juzgaré nada de lo que ocurra" y ya sin juzgar me he decicado a nadar solo por mi lado, agradeciendo la relajación que me produce saber, como dice mi amiga y hermana Carolina, que "lo que viene, conviene".
El mundo va a seguir siendo incómodo en muchas ocasiones, sin embargo yo sé que puedo decidir no juzgarlo en absoluto.
 Elegiré para mañana la frase de mi bella Carolina:
"Lo que viene, conviene".
Todo el tiempo... Siempre... ¿No es fantástico?