domingo, 4 de enero de 2015

Reyes Magos

Decían que llegabais desde Oriente y para mí ese remoto lugar y la eternidad eran la misma cosa. El misterio que rodeaba vuestras prodigiosas capacidades de reyes y magos llenaba de luz mi cabeza, por dentro. El cinco de enero no era un día, era sin duda un balcón al paraíso. Me amabaís, no tenía la menor duda. Era hermoso sentirse amada de esa manera por unos señores tan peculiares. En vuestra presencia yo era perfecta, soñaba a mi antojo sabiendo que gracias a vosotros, todo se materializaba. Desaparecían los contornos del mundo, me enamoraba de aquella muñeca que podía hablar. Mis hermanos, hiperactivos, montaban el fuerte apache, sacando al mismo tiempo las piezas del scalextric. Yo colocaba a "Merceditas" en el cochecito con capota y daba vueltas alrededor de los chicos para no perderme ni un segundo de su frenesí. Jugar y jugar sin descanso hasta que la imaginación, exhausta, se retiraba a descansar un rato.
Dicen que no existís y una parte de mí se ríe a carcajadas con tal ocurrencia.
David Carse describe de esta manera lo que a mí se me antoja que es el lugar en el que habitaís:
"La Conciencia, Presencia, Todo lo Que Es, no es estática, es un campo infinito de potencialidad pura, es la posibilidad de todo, vertiéndose en puro Ser, vertiéndose en puro Amor, plena compasión, total verdad, belleza absoluta vetiéndose..."
Esto era, es y será por siempre aquél Oriente.
Un niño lo sabe y lo acepta, lo disfruta, lo comparte y se divierte.
Mañana, cinco de enero, el campo de potencialidad pura abrirá de nuevo sus puertas.
Tu inocencia te guiará hasta ellas y una vez allí, tú decides si entras.