jueves, 9 de abril de 2015

LA ENSEÑANZA FINAL

Mi madre cumple hoy noventa y tres años. Su cabeza va y viene desde el "no espacio -no tiempo" hasta este ahora en el que vive cada instante fluyendo con esa tranquilidad que produce la falta de afanes. A veces razona con la inteligencia de una persona sabia y en otras ocasiones es una niña que necesita ser protegida.
El otro día tuvimos la siguiente conversación:
-No tengo ningún miedo a morirme.
-Bueno mamá, ya veremos cuando llegue el momento.
-Pues sí, porque como no me he muerto nunca, no sé que será eso. Cuando me esté muriendo te llamo y te sientas a mi lado, así te cuento cómo se hace.
-Estupendo.
Mi madre me enseñó a andar, a montar en bicicleta, a pelar una naranja, a memorizar las capitales de África... y ahora me va a enseñar a morir.
¡Qué bonito tener a una madre como profesora de tal materia!