jueves, 25 de abril de 2013

Penetrando en el misterio...

-¿Puedes decirme lo que ves en mí? Me preguntó ayer una persona en el trabajo.
-¿Por qué crees que puedo ver algo en tí?
-Porque sé que es así, pero no puedo darte una explicación.
-¿Y para qué crees que puede servirte lo que te pueda decir?
-Necesito conocerme mejor.
-Voy a decirte lo que veo en este momento...Se colocó frente a mí, con una cara muy divertida, tratando de estar seria, como una niña cuando se porta bien para recibir un premio...
"Ahora mismo tienes unos ocho años y estás muy contenta...¿qué ocurría a esa edad?, ¿quién te hacía sentir tan bien?"
Con lágrimas en los ojos me responde: Mi abuelo...estaba siempre con él, hablábamos poco pero a su lado me sentía importante y valiosa...
-¿No has vuelto a sentirte así?
-Muy pocas veces...¿Cómo puedo recuperar aquella sensación?...Bueno, el caso es que ahora me siento así...tú tienes algo que me recuerda a mí, es todo muy extraño, como si me fuera del cuerpo...

miércoles, 24 de abril de 2013

¡Felicidades, Marta!

Veinticinco años he vivido merodeando en tu espacio vital ¡mi pequeña princesa! observándote desde todo ángulo posible, intentando persuadir a los microbios de que no te perturbasen, trantando de hacer juegos malabares con mi propia tristeza, admirando tu certeza y tu espontaneidad, aprendiendo contigo a ser más honesta porque en tu presencia es imposible el engaño, ríes y lloras con todo el alma, participas de forma absoluta de toda experiencia, conoces todos los detalles, intuyes lo imperceptible...
Hoy hace veinticinco años que llegaste a este lugar y solo puedo expresar cuánto le agradezco a Dios que me haya permitido participar en la cocreación de una criatura tan bella.

martes, 23 de abril de 2013

Seriedad y respetabilidad...podéis iros, ya no os necesito.

Me he cansado de ser una persona seria y respetable. Me aburre que me hables de cosas muy serias con tu aspecto de persona respetable. Estoy rodeada de seres ciertamente respetables que se ponen muy serios cuando me hablan. No quiero ser digna de respeto por el hecho de tomarme la vida en serio.
Un día descubrí que mi "serio" sufrimiento no le aportaba nada a tu vida. Y descubrí asimismo que mi seriedad de persona verdaderamente respetable era una máscara con la que me defendía del miedo al amor.
Es por ello que me concedo permiso para no involucrarme en el pesimismo ajeno. Y ¡por qué no! también me doy permiso para estar bien aunque todo vaya mal, sin vergüenza ni culpa.
Siento verdadero agradecimiento por el interés que pongo últimamente en mi propia persona y he decidido concederme el supremo honor de convivir con un ser semejante a aquél que fui, el que pensaba que las palabras seriedad y respetabilidad eran solo unos extraños sonidos que salían de la boca de personas muy aburridas con las que nunca se podía jugar.

jueves, 18 de abril de 2013

Ciencia y conciencia

Hace unos años unos cientificos hicieron el siguiente experimento: pusieron células intolerantes a la lactosa rodeadas solo de este azúcar como alimento.
Si las células no fueran inteligentes, habrían estado condenadas a morir, sin embargo todas sobrevivieron.
Cada una comprendió el problema al que se enfrentaban y reemplazaron la enzima defectuosa por otra enzima funcional y así pudieron alimentarse.

Nos dicen que el ser humano tiene entre diez y cincuenta millones de millones de estas inteligentes células. Y el número de bacterias en el interior de un organismo es aún mayor. Billones de células diferentes trabajando de forma coordinada para preservar nuestra existencia. No hay separación.
Solo la mente humana pone objeciones al funcionamiento de la totalidad.
A pesar de ello, en los niveles fundamentales de la vida, todo se encuentra en perfecto orden. Ahora y siempre.





miércoles, 17 de abril de 2013

La intencion

Esta mañana escuché en el gimnasio el relato de uno de mis compañeros de "ejercicio matutino", acerca de sus hijas, gemelas idénticas:
"Una de las niñas se cayó en el salón de casa, se golpeó contra una mesa y se rompió el incisivo central derecho por la parte exterior.
A la semana siguiente, su hermana se cayó en el mismo lugar y se rompio el mismo diente por el mismo sitio"
Sin ánimo de romperme un diente, sí que me ha dado por investigar en el proceso creativo de la niña y he llegado a la conclusión de que se trata de mantener la intención. Me he imaginado a la pequeña gemela mirando con atención a su hermana cada día durante una semana reforzando la intención de conseguir un diente igual al suyo para seguir siendo idénticas. Lo que se supone era su mayor deseo en esos momentos.
En algunas ocasiones (cuando la intención es persistente y noble) parece ser que la Providencia se encarga de materializar nuestros anhelos por inverosímiles que parezcan.








miércoles, 10 de abril de 2013

Los talentos con los que nacimos

Ayer le propuse un ejercicio a uno de los grupos de alumnos, gente entre dieciocho y más de cuarenta años. Bajamos las persianas, apagamos las luces y con los ojos cerrados y un bolígrafo en la mano, tenían que escribir una palabra como respuesta a cada una de las preguntas que yo iba a hacerles.
La preparación previa consistía en que cada uno de ellos imaginara que estaba solo, en un escenario, frente al patio de butacas, viendo como todo el mundo le estaba mirando.
La primera pregunta era: "Lo que más me gustaría que los demás supieran de mí, es que yo soy..." Me detenía en ese momento para que ellos escribieran la primera palabra que les viniera a la mente.
Y continuaba después con las siguientes preguntas, haciendo una pausa entre cada una de ellas:
"La razón por la que yo merezco ser feliz, es que yo soy..."
"Lo que más me gustaría que los demás vieran en mi, es que yo soy..."
"La razón por la que la gente me quiere es porque yo soy..."
Continué con el resto de las preguntas y ellos siguieron escribiendo, muy concentrados.
Al final tenían todos un conjunto de palabras, en muchos casos repetidas, y se trataba de que escogieran la que les llamara más la atención. Yo les ayudaba a cambiarla en algunos casos, encontrando la que mejor se adaptaba a lo que sentían.
Esta palabra representaba uno de los "talentos" con el que habían venido a este mundo.
Les expliqué que esta cualidad era una de las más sobresalientes en ellos y era imprescindible que la pusieran al servicio de los demás.
Todos fueron compartiendo con el resto la palabra que habían escogido y de este modo fuimos conociendo los dones de cada uno de los presentes. Y la clase se llenó de gente bondadosa, de héroes, de "especiales", de hadas y brujas buenas...
Un pequeño empujoncito, y el ser humano que tienes al lado se convierte en la versión más luminosa de sí mismo.




domingo, 7 de abril de 2013

¿Reír o llorar?

Siempre puedo reír. Y también llorar. Ambas posibilidades me resultan alentadoras. Lloro mucho últimamente y no hay desazón ni rabia en mi llanto, es más bien una descarga de todas las emociones acumuladas durante los últimos cuarenta años que han decidido salir en forma de lágrimas (siempre es mejor que un ataque de asma) y cuando mi madre viaja a través del tiempo y del espacio y decide que yo debo ser hija de alguno de sus hermanos porque tengo el aire de la familia, en esos momentos decido reír, con ella, y después cuando recupera esa conciencia peregrina que se gasta en los últimos tiempos y entonces me vuelve a mirar muy fijamente y me dice: "Pero... si tú eres mi hija, la más bonita del mundo"... entonces me da por llorar, esta vez de alegría porque vuelvo a tener madre, y entretanto ocurre que borro un texto que llevaba escribiendo más de un mes, por darle a la opción "si" cuando tenía que haber sido "no" al preguntarme el dichoso ordenador: ¿Desea reemplazar el archivo existente? y esta vez si que había cierta rabia, pero no la lloré ni la reí, me senté delante del traidor aparato y empecé de nuevo, como hace mi madre, como si no hubiera pasado nada, y al llegar al gimnasio al que voy tres veces por semana (que me encanta porque hay una clase de meditación los viernes con una profesora encantadora) me dicen que ha cerrado definitivamente por una cuestión de impagos, todo ocurre el mismo día, me quedo sin libro, sin gimnasio y un ratito sin madre...reinicio y continúo satisfecha, porque puedo elegir reír o llorar según me plazca.