jueves, 22 de diciembre de 2016

Navidad sin estrenar

Me dispongo a entrar en la Navidad con mi infancia pegada a la piel. Sin ella no me dejarían pasar.
Cierro la puerta del futuro y con el cielo alrededor me siento tranquilamente a recuperar toda esperanza. 
Me acompaña una sonrisa que no tiene motivos para desaparecer. 
Enciendo las luces del árbol y todos los recuerdos de mi niñez salen de la memoria y se agolpan ante mí queriendo, cada uno de ellos, sobresalir. Me pongo triste y alegre, al mismo tiempo.
Una pesarosa melancolía está a punto de descender por mi garganta. La niña que fui me sugiere que respire varias veces y en cada exhalación me vaya desprendiendo de tan pegajosa emoción.
La vida me premia por tal hazaña y no se le ocurre otra cosa que hacer visible al amor en el salón de mi casa.
Es este amor el que a continuación me abraza de la misma manera que lo hacía entonces, cuando en el calcetín colgado de la pared cabían todas las posibilidades.
Y así, tan bien acompañada, me introduzco en esta Navidad por estrenar, sin esperar nada.
Solo el amor que yo sea capaz de sentir me brindará paz, que es lo único que en verdad anhelo.



"Todo es ceremonia en el jardín salvaje de la infancia". 

                                                Pablo Neruda.

martes, 6 de diciembre de 2016

Mi propio silencio

Esta no sería, ni muchísimo menos, la mejor época de mi vida. Sin embargo decidí que lo fuera. Mi decisión fue tan firme que lo es.
Dicen que no existen las enfermedades, solo los enfermos. Mi enfermedad no existe por lo tanto.
Los médicos emiten diagnósticos, pronósticos y tratamientos.
Sin haber escuchado lo que yo sé porque mi cuerpo es mío y lo percibo desde muy adentro, han ido enumerando cifras, datos y estadísticas. La mente al escucharlos se ha asustado. Pero yo sé. Conozco los "por qués" y "cómos" en relación a esta estructura a través de la cual respira la vida que me han dado.
Como coche sin frenos, descendía a toda velocidad por una pendiente empinada. ¿Quién me empujó desde arriba?: fue esa misma vida, tratando de enseñarme a correr cuesta abajo.
Y ahora me para en seco: no trabajes, no hables por teléfono, respira con el abdomen, espira lentamente, descansa, obsérvate, observa con atención, observa...
Me clavan una aguja en el esternón. No hay suficiente muestra. Prueban otra vez. Y una vez más. La última con un trocar. Aún con anestesia duele demasiado. Aunque en realidad no es dolor, es dentera, es desazón. Entretanto ese mismo día, mi madre, en un acto de infinita compasión, decide empezar a irse muriendo. Se abre algo en el centro del pecho. Brota un inmenso amor que no duele.
Punción en la cresta ilíaca unos días después. Boca abajo. Duele menos. ¿Qué se estará desobstruyendo ahora? Tal vez me esté enfrentando al miedo desde un lugar más cercano. Desde el mismo centro. Ya no soy hija de nadie de carne y hueso. Me quedo a solas con el existir. Me pide que abandone el mundo una temporada. Para encontrar el silencio dentro de mí.
Salgo por la puerta de atrás. Lo hago de esta manera para que nadie se dé cuenta de que me he ido, no vaya a ser que me increpen por abandonar mi puesto en la sociedad.
La música de piano sale detrás de mí en cuanto abro la puerta. Ella es exactamente lo que necesito. Jim Brickman, Luovico Enauldi, Giovanni Allevi... mueven sus manos por el teclado y yo comprendo y asiento. El piano vibra en la misma frecuencia que mi alegría.
¡Ahora comprendo! la enfermedad presente e inexistente tenía como fin "sutilizar" mi estancia en este cuerpo. Sin adelgazar ni un gramo, armonizado, pesa mucho menos. Me sobraban la mayoría de mis pensamientos.





 

jueves, 3 de noviembre de 2016

La belleza del vacío

Me pareció ver a Dios doblando una esquina y me dispuse a seguir sus pasos. Difícil tarea, dado que lo que perseguía no existe en forma alguna; no es persona ni presencia ni idea y sin embargo sé y no sé por qué lo sé, que a todo lo que veo, lo crea, recrea y contiene.
¿Qué estaba siguiendo entonces?: algo más real que la más auténtica de las realidades.

Dice el que sabe: "A medida que nos acercamos a una molécula vemos átomos, diminutas bolas sombreadas que bailan, cuyo interior contiene... nada. En algún lugar dentro de ese vacío, sabemos que hay un núcleo. Examinamos el espacio y ahí está, un pequeño punto. Por fín hemos descubierto algo duro y sólido, un punto de referencia. ¡Pero no!, a medida que nos acercamos al núcleo, también éste comienza a disolverse. También éste no es más que un campo oscilante, ondas de ritmo. Dentro del núcleo hay otros campos organizados: protones, neutrones, quarks... extrañas entidades subatómicas cuyas cualidades pueden describirse con palabras como: subida, bajada, encanto, extrañeza, verdad, belleza, color y sabor. Pero ninguna materia. El cuerpo está hecho de vacío y ritmo".

Entonces era eso lo que había estado siguiendo: un vacío que me hacía rememorar la quietud silente de la nieve descendiendo con humildad sobre un inconsistente suelo. Y también un ritmo semejante al movimiento que provoca en una diminuta hoja de un árbol, una imperceptible brisa.
Ambos, vacío y ritmo, me han dicho que son Dios.
Y yo les he creído.

En el corazón de la Tierra, algo que no es absolutamente nada, danza con infinita alegría al son del silencio.
En el mismo centro de tu pecho, la misma danza.

domingo, 23 de octubre de 2016

Lo extraordinario

O todo es un milagro o nada es un milagro-dijo alguien.
O todo es raro o extraordinario, o nada lo es.
De todas las definiciones de extraordinario, decido escoger ésta: mejor que lo normal.
¿Qué es normal?: corriente, habitual, que no llama la atención ni se sale de lo ordinario.
Por lo tanto, si todo es un milagro, todo tendría que salirse de lo ordinario, llamar la atención, no ser habitual, no ser corriente... 
Yo nací para creer en los milagros. Lo corriente me encoge, me comprime.
Nací para salirme de lo ordinario. Lo habitual no revela, no propaga. 
La revelación, el descubrimiento de algo secreto, es el único motor que equilibra mi metabolismo.
Mis ojos no ven lo que hay detrás, por eso para mirar utilizo mejor la perspicacia.
Nací para desvelar. Para permanecer atenta y despertar. 
Es realmente extraordinario creer en lo extraordinario. 
Lo insólito, cuando sabe que lo estás observando, se recrea en sí mismo y se expande ante tus ojos para mostrarte su infinitud.
No te pienses. Lo excepcional no va a crearse en tu mente. 
Emana del asombro.
Has de admirar por tanto, profundamente, la vida.








 

martes, 4 de octubre de 2016

¡Mamá!

Alguien me ha regalado hoy unas palabras. Ha sido justo en ese instante en el que yo casi caigo en la tentación de entristecerme. Digo casi porque la sabiduría del sabio santo se unió a mi intención de sonreírle a ese momento en el que me disponía a recoger varios objetos que eran tan tuyos, que en lugar de depositarlos sobre una superficie material, deseaba yo introducirlos en algún lugar de mi anatomía o mi fisiología para que pasaran a formar parte de mi esencia, porque ¡eres tan mía, mamá!... y sin saber qué hacer con tus gafas de cerca o la goma con la que borrabas el lápiz, he sentido que quería exclamar en voz alta: "Mamá, cuánto me ha costado cuidarte estos últimos meses, estos últimos años..." porque morirse despacito, de a poquitos, es lo que tiene, me ha dado tiempo a tenerte mucho tiempo; tú ya no podías cuidar de ti y yo a duras penas lo hacia medianamente bien.
Me enseñabas a ser paciente y yo impaciente me rebelaba muchas veces ante tu enseñanza. El sabio dice:"La muerte no es nada, solo he pasado a la habitación de al lado..."
Me rodeas, mamá, la habitación de al lado es todo lo que percibo, con los ojos abiertos y con ellos cerrados.
Contínúa el sabio: "Dadme el nombre que siempre me habéis dado. Hablad de mí como siempre lo habéis hecho. No uséis un tono diferente. No toméis un aire solemne y triste. Que mi nombre sea pronunciado como siempre lo ha sido, sin énfasis de ninguna clase, sin señal de sombra... ¿Por qué estaría yo fuera de vuestra mente? ¿Simplemente porque estoy fuera de vuestra vista?..."
Tu nombre, mamá, es éste. No tomo un aire solemne y triste al pronunciarlo porque no estás fuera de mi mente. ¡Eres tan mía, mamá!, nueves meses en tu interior y el resto del tiempo: dentro, fuera y en medio de tu ser.
 ..."No lloréis si me amabais. ¡Si pudierais ver con vuestros ojos los horizontes, los campos eternos y los nuevos senderos que atravieso! ¡Si por un instante pudierais contemplar como yo la belleza ante la cual todas las bellezas palidecen!"
Sí puedo, ¿verdad mamá?: ver los nuevos senderos por los que caminas y contemplar la belleza que tú ahora contemplas...
Sí puedo, ¿verdad mamá?











viernes, 9 de septiembre de 2016

ALGO DENTRO DE TI Y DE MÍ...

Hace algún tiempo, una amiga francesa me contó su historia:
"Cuando tenía trece años su madre se fue. Sin despedirse. Eran cinco hermanos. El padre, pasados unos meses, les comunicó que también se iba; sin su mujer no quería continuar en la casa.
Los chicos se reunieron y decidieron que lo mejor sería que cada uno se buscara la vida por su cuenta.
Ella acababa de cumplir catorce años pero aparentaba dieciocho. Viajó a Inglaterra y trabajó como sirvienta. Estudió en una escuela nocturna, entró en un grupo de teatro, aprendió danza, se enamoró de un mimo que le enseñó a sonreir...".
Huérfana de padres vivos, esta criatura me fascinó. Cuando la conocí tenía veintiocho años, un cuerpo esbelto y poderoso, un atractivo irresistible, cierto halo de tristeza y unos ojos muy azules que seguían preguntando por qué.
De todo lo que aprendí en su presencia tal vez lo más preciado sea el recuerdo de estas palabras:
"Solo me tenía a mí, tenía que protegerme por encima de todo. Cuando estaba a punto de enfermar, tomaba unas píldoras imaginarias y le daba a mi cuerpo la orden de mantener la salud. Sigo haciéndolo en la actualidad. Hay algo en mi interior que me ayuda, si yo se lo permito."
Sé que mi amiga utilizó la experiencia del abandono como trampolín para llegar tan lejos como se propuso.
En esta difícil época de mi vida, su recuerdo me sirve para agradecer de antemano la omnipresente ayuda que sin lugar a dudas estará disponible para mí, si yo me lo permito.

Dijo alguien:
"El espacio no es un lugar que se difumina a lo lejos y puede ser cruzado, sino un estado de conciencia, la extensión de la propia vida interior".

No hay límites.







viernes, 22 de julio de 2016

EL SABER

¡He aprendido tanto a lo largo de mi vida!  Me encantaría ahora vacíar el contenido de mi cabeza para llenarla de ideas mucho más livianas. Todo mi saber está más que rentabilizado, he sido profesora desde los veintitrés años. La mayor parte de lo que aprendí fue sin mi consentimiento. Mis profesores no tuvieron en cuenta mis preferencias. Hubiera elegido media hora de fisica y tres de violín. Diez minutos de química y cinco horas de teatro. Ballet por la mañana y por la tarde escucha empática. Una pizca de historia y mil horas de autoconocimiento.
Sin mochila. Sin bolígrafo. Sin evaluación.
 ¿Por qué no?
Hoy es mi cumpleaños. Me permito desearme un mundo mejor.




jueves, 14 de julio de 2016

PRESENCIA

Hace unos años a mi hijo le hizo su padre la siguiente pregunta: "Qué es lo que más aprecias de tu madre". A lo que él, tras unos segundos, respondió: "Que siempre está. Pase lo que pase siempre está ahí".
Me impresionó la contundencia con la que pronunció estas palabras, mirándome a los ojos. Me sentí reconfortada por tantos años de desvelo.
¿De qué está hecha esa presencia?
Decía Heidegger: "Una persona no es una cosa o un proceso, sino una apertura a través de la cual se manifiesta lo absoluto".
Amor vertiéndose, porque no puede ser de otra manera.













domingo, 10 de julio de 2016

INSATISFECHA MENTE

Aprovecho para escribir este día en el que convivir conmigo me parece un asunto sencillo.
Ayer mi mente se empeñaba en despeñarme mundo abajo, hoy dice ser mi amiga.Yo sé que no es cierto. Durante años la he llenado de datos interesantes esperando su complacencia, pero no he recibido ni un ápice de agradecimiento. La puse a meditar cuatro horas al día y ella siguió sintiéndose insatisfecha. Aprendimos juntas idiomas. Le conseguí establecer relación con personas inteligentes. La llevé de viaje por el mundo. Le permití dormir ocho horas. Acepté que dirigiera mi vida. Nunca encontró sosiego.
Se empeña en indagar en la tristeza, ¡qué pesada se pone con el psicoanálisis!, también se cuestiona un cambio de vida cada dos semanas, ¡cómo si fuera un asunto fácil! Aunque lo hiciera, sé que seguiría proponiéndose horizontes lejanos.
Pienso seriamente en desembarazarme de ella. Aún no sé muy bien cómo hacerlo. Algunos ensayan con psicofármacos. Otros con cerveza.
Si se da cuenta de lo que estoy tramando es capaz de llenarse de oscuros pensamientos, sabe muy bien que de ese modo me debilita. Es increíble que tenga a mi peor enemigo dentro del cráneo.
Hiperactiva y algo bipolar, me hace proposiciones deshonestas y al rato me insinúa que me dedique a la vida contemplativa. Ambiciona, proyecta, pretende, desea... me agota.
Se coloca delante y me impide ver lo que hay detrás. Tan cerca de mí que me asfixia.
Voy a ver si consigo puentearla. Que me ayude en las actividades básicas y ya está. De lo demás ya me encargo yo.
Pero..., ¿quién soy yo? Sin ella tendría que encontrarme a mí.
Salgo inmediatamente a buscarme.






















martes, 21 de junio de 2016

ENSUEÑOS

Hoy soñé algo sorprendente que no recuerdo en absoluto. Solo sé que amanecí sorprendida. Y con eso he de conformarme. El inconsciente es caprichoso y no siempre comparte con la razón lo que atesora, pero me queda cierto sabor a inmortalidad.
Yo firmaría por vivir en mis sueños. Son ilimitados y absurdos. Contrarios a la razón y sin final en el espacio- tiempo.
Dejé de ser feliz desde el momento en que concebí un universo acotado y razonable.
Tengo que ir "inmadurando", permitiéndome, por ejemplo, crear este verbo que no existe: inmadurar.
Un inmaduro es aquél que actúa como si tuviese menos edad de la que tiene. Y eso es precisamente lo que quiero hacer, ir inmadurando hasta regresar a una edad en la que confunda sueños y ensueños.
No es un regreso a la infancia, es un viaje alrededor de lo que no conozco, no para conocerlo sino para ir saltando alegremente de lo ignorado a lo inexplorado, de lo imposible a lo inverosímil.
El miedo me tiende trampas mentales para que regrese a mi sano juicio.
Decido observar a mi alrededor y concluyo que no hay nadie satisfecho habitando en este juicio tan sano.
Despliego el mundo. Ya no quiero recovecos.
Una vez reintegrada en el todo, viviré para contarlo.












viernes, 27 de mayo de 2016

MUERTE Y VIDA

La muerte llega de vez en cuando de visita. Salgo asustada a recibirla dudando si permitirle la entrada pero enseguida abre la puerta la vida, y me la mete en casa. Se ponen a charlar las dos, como viejas amigas.
Parece disfrutar la vida con este encuentro, yo no comprendo nada, ¿no son mortales enemigas?
Me siento frente a ellas, a escuchar.
La vida parece muy interesada en el discurso de la experta en aniquilación y yo no salgo de mi asombro al ver el cariño con que la mira. ¿Morirse no es lo peor?
Deseando estoy de que se vaya para preguntarle a mi confidente qué es lo que sabe acerca de la homicida.
Al fin parece que se despiden, pero con un "hasta pronto", parece que no me libro de esta incómoda presencia.
Me mira la vida a los ojos, después de cerrar la puerta. En ellos veo un horizonte que se va extendiendo sin límites.Veo a todos mis pensamientos, en conjunto, en el interior de una burbuja, alejándose hacia arriba. Veo un conocimiento que se despliega ante mí dispuesto a ser mi maestro. Veo al tiempo deslizarse por una rendija y me quedo colgada de este instante sin atisbo de futuro. Veo un infinito caudal de confianza que empieza a derramarse sobre mi cabeza. Veo un final y un principio, y otro final y otro empezar de nuevo... y no siento vértigo.
He visto todo aquello que se ve cuando se mira sin miedo.¡Es tan perfecto y tan bello!
Gracias vida. Gracias muerte.



viernes, 6 de mayo de 2016

LA BONDAD



Leí hace unos cuantos años: "conviértete en esa persona que nunca nadie imaginó que pudieras llegar a ser"
¡Uf, qué ansiedad! ¿qué podía hacer?
¿Escribir libros?, ¿dar conferencias?, tenía que hacerme famosa, sorprender, brillar...
Participé en todo tipo de experiencias encaminadas a descubrir poderes ocultos en mi interior.Y entretando la vida fue diseñando un interesante tramo de vida que me iba a colocar delante.
En lugar de permitirme lograr fama y reconocimiento me puso a cuidar de varios seres necesitados de mi tiempo y mi compasión.
En algún momento, me rendí. 
Pasados unos años leí estas palabras de Nelson Mandela:
"...No es un acto iluminado encogerse para que las otras personas a nuestro alrededor no se sientan inseguras.
Cuando permitimos que nuestra propia luz brille, inconscientemente le damos permiso a la otra gente para que haga lo mismo. A medida que nos liberamos de nuestro propio temor, nuestra presencia automáticamente libera a los demás".

Me di cuenta entonces de que la luz que brillaba en mí solo estaba fabricada de bondad.

miércoles, 4 de mayo de 2016

LA MEJOR ESCUELA, TU CASA

Mi madre ha perdido por completo la memoria a corto plazo. Y yo que podría perder la paciencia o la cordura, he decidido perder la intolerancia.
Anoche veíamos ella y yo un programa-concurso de televisión llamado "Pasapalabra", en el que dos concursantes han de responder en un tiempo determinado a una serie de preguntas que aparecen en una rueda, señaladas de la A a la Z. Cuando no conocen la respuesta han de decir: "pasapalabra".
Al finalizar una vuelta completa, el presentador repite de nuevo las preguntas que no fueron contestadas.
El concursante para ahorrar tiempo suele decir: "pasapalabra" sin dejar que el presentador termine la pregunta.
Empiezan de nuevo en la A.
Mi madre exclama: ¡pero si no le ha dejado preguntar!
Yo le explico: mamá, es la segunda vuelta, casi no les queda tiempo, y ya saben cuál es la pregunta porque la escucharon antes, ¿comprendes?
-Ah, bueno, hija, es que no sabía yo eso, ahora ya lo sé.
El presentador continúa con la B.
Concursante (sin dejar completar la pregunta al presentador): ¡pasapalabra!
Mi madre: ¡pero si no sabe lo qué le han preguntado!
Yo: mamá, ya te lo he dicho antes, ya sabe la pregunta, y mira, ese número de ahí son los minutos que les quedan, tiene que decir pasapalabra muy rápido para no perder tiempo.
Vamos a la C.
Mi madre: ¡pero cómo va a responder si no escucha la pregunta!
Yo: (levantando un poquito la voz) ¡mamá, por Dios! te lo acabo de explicar, ya saben la pregunta, esta es la segunda vuelta.
Pasamos a la D,E, F...etc.
Mi madre:¡no le dejan que termine la pregunta y ya quieren contestar!
Yo: respiro profundamente y guardo silencio. (parece increíble, si le pregunto por el nombre de sus profesoras del colegio me los dice con dos apellidos)
-¿Dónde está el baño, hija?
-¿Dónde duermo, hija?
-¿Ahora qué hago, hija?
Si contesto a cada una de estas preguntas en el momento presente sin ningún tipo de idea prefijada, todo funciona a la perfección. Mi madre es una persona muy dócil, con muy buen carácter. Pero me desespera su ineficacia.
Su desvalimiento me está enseñando a mí, a vivir con otro ritmo. A anteponer el cariño a la efectividad.
No le está resultando nada fácil a mi carácter aceptar estas pruebas. Al personaje controlador que hay en mí, no le gustan los errores.
Pierdo la paciencia en muchas ocasiones.
Le ayudo a acostarse, ella exclama: ¡gracias, cielo! y yo me siento culpable de no ser más cariñosa.
¡Todo un aprendizaje de vida!
Aún no he aprobado este curso intensivo de tolerancia.
Cuando lo supere, haré un master en dulzura.
Son gratis.














martes, 26 de abril de 2016

VUELVO A SABER

Supe de niña que no existían los límites ni los contornos de las cosas. Que todo era bello y lo mismo.
Que el amor que sentía por cada objeto era correspondido: me amaban las cintas de colores, los besos y la ropa que no raspaba.
Que el tiempo de los mayores era un espacio para jugar.
Que yo era muy pequeña y casi todo muy grande para poder caber.
Que mi padre solo existía cuando yo le miraba.
Que mis trenzas tenían mal genio cuando las peinaban.
Que mis ojos eran amigos del espejo.
Que a veces el suelo quedaba tan lejos como el cielo.
Que todo comenzaba y nunca dejaba de comenzar.
Que detrás siempre había algo y que siempre había un fascinante detrás.
Supe que podía entrar en los cuentos si mamá sonreía al leerlos.

Ahora vuelvo a saber.

lunes, 18 de abril de 2016

¡Bendita música!

Voy caminando al atardecer por la Gran Vía. Hay tanta gente avanzando en ambas direcciones que casi me deprimo si me paro a pensar en lo poco original que soy al elegir dónde pasar una tarde de domingo.
De repente, se escucha un saxofón. Entre el ruído casi infernal del tráfico y unos cuantos miles de personas, suenan unos bellos acordes de saxo. Una hermosa melodía que no viene a cuento, porque a cuento solo venía caminar deprisa, y esas bellas notas me han hecho aminorar el paso y detener el pensar. El músico resulta ser un hombre alto y atractivo que parece japonés.
Cuando deposito varias monedas en el recipiente que se encuentra a sus pies, me sonríe con una leve inclinación de cabeza y en su oriental mirada percibo una dulzura que no acertaría a describir aunque me empecinara en hacerlo. Surge entonces una corriente eléctrica que comienza en la base de mi columna vertebral y asciende de golpe hasta la corteza cerebral que es la que percibe el arte.
Como no podría ser de otra manera, me enamoro inmediatamente de este hombre, con un amor tan puro que enseguida abandona mi cuerpo y pasa a expandirse por el aire, fundiéndose en las notas de ese "my way" de Frank Sinatra que pasamos a escuchar los que tenemos la dicha de estar aquí, en este momento, en presencia de un enviado de alguno de esos cielos que nos han sido prometidos si somos buenos.

sábado, 16 de abril de 2016

¿Quejarte o crear?

A una amiga que anda cansada y baja de moral, le escribía yo esta mañana: el aumento de horas de luz en primavera incrementa el nivel de energía y tenemos que saber qué hacer con ello.
Le propuse: haz algo diferente, sorprende, inventa, sal de la zona de confort, al universo le gustan los intrépidos.
A continuación me puse a pensar que estaba haciendo yo, ¿estaba inventando algo?, ¿me estaba sorprendiendo? lo que sí estaba haciendo era quejarme demasiado del trabajo y de los alumnos.
Una queja siempre conlleva una frustración oculta.
Estamos rodeados de frustrados.
¿Por qué me siento frustrada yo?, ¿me gustaría hacer algo distinto?, ¿por qué no lo hago?
Tal vez porque hacer algo nuevo y hacerlo bien requiere mucho esfuerzo. Es más cómodo quejarse.
Dicen que incluso la espontaneidad requiere mucha dedicación.
Por otra parte, mi profesor de guitarra comenta que la gente llama tener ángel en el toque de guitarra flamenca a lo que en realidad son diez horas de ensayo diario.
Hay que hacerle hueco a la verdad acerca de uno mismo.
¿Qué quiero hacer realmente? Nada me lo impide.
Definición de fluir: La persona se encuentra inmersa en el fluir cuando se halla completamente absorbida por una actividad durante la cual pierde la noción del tiempo y experimenta una enorme satisfacción.
¿Qué me hace fluir?
La pregunta por sí misma ya produjo un movimiento de energía dentro de mí.
Busqué en internet una clase de swing, me levanté del asiento y me puse a ensayar varios pasos de baile. A continuación decidí buscar una clase sencilla de chino y me encontré con chineasy, un método para aprender de forma divertida. Escribí-dibujé varias palabras en chino.
Abrí spotify y con los ojos cerrados escuché un dúo de violines. Leí un mail con una oferta que había recibido unos días antes y me apunté en un proyecto de innovación en educación.
El espacio de todas las posibilidades está aquí. Es ahora.
¿Qué es lo que realmente amas hacer?
¿Por qué no lo haces?
¿No tienes tiempo?
Ja, ja, ja... el tiempo no existe en el fluir.
En ese estado solo hay armonía, y cuando la actividad en la que uno se halla inmerso termina, la persona se siente más unida en su interior, pero también más unida con el resto del mundo.
Es primavera. La energía está disponible.
Puedes quejarte o crear.






sábado, 9 de abril de 2016

¡Ay, amor, cuánto me amas!

Vino anoche el amor a visitarme, con la apariencia de un niño, durante el sueño.
Se sentó a mi lado y al mirarme... regresé desde muy lejos y aterricé en mí misma, porque en su mirada no había nada que no fuera yo.
Recordé, al despertar, que mi nacimiento había sido una explosión de existencia.
Lo recordé sin más, al salir del sueño.
Fui más tarde a nadar y yo era el agua.
Y un poco después decidí explosionar en nuevas formas de existencia y a mis alumnos les conté lo que nadie les cuenta.



























jueves, 7 de abril de 2016

Amor que ama

Dice el que sabe: "El amor, el único, el que ama, se dirige a nadie, se niega a nadie"
No es hacia nadie, es hacia todo. Hacia TODO.
¿Te das cuenta? no sabemos amar.
Lo dirigimos con una trayectoria prefijada, hacia aquellos que van a devolvernos algo a cambio: atención, cariño, admiración, sexo, tiempo...
Si no es rentable, lo negamos.
Yo ya sé que no sé amar.
Tal vez presumí de haber alcanzado cierta capacidad amatoria y la vida decidió ponerme a prueba.
Situó a mi lado a varios seres que iban a demostrarme cuán lejos estaba de poseer tal aptitud.
Reitero mi incapacidad para amar con ese amor negado a nadie.
Prosigo en mi empeño de amar de veras.
Empiezo por dirigir el amor hacia mí misma y me digo:
¡Nieves, por supuesto que lo vas a conseguir!










martes, 1 de marzo de 2016

LUZ PURA Y RADIANTE



El Bardo Thödol expone: "El mundo físico no es un lugar hecho de alguna substancia real y verdaderamente colocado en alguna parte, es solamente un modo de contemplar a Dios".
¿Por qué me conmueven estas palabras si me sacan de la realidad? 

El Físico Neils Bohr decía: "Todo lo que llamamos real está hecho de cosas que no se pueden considerar como real. Cuando tocas tus manos, en realidad es sólo espacio vacío tocando más espacio vacío. Los constituyentes de la materia no tienen absolutamente ninguna estructura física".
Y entretanto, esta peculiar aparente vida continúa. Mi estructura no física, el espacio vacío que yo soy cree levantarse cada día, desayunar, hablar, caminar y situarse ante un grupo de células organizadas en aparentes cuerpos denominados alumnos que yo observo como realidades con entidad material.
Una de estas alumnas, creada por la conciencia que observa a través de mis ojos, vive en una casa de acogida porque su madre después de complicarse la vida con tres o cuatro parejas y varios hijos, no quiere hacerse cargo de ella.
Otro pasa las mañanas en la cola de la embajada de su país esperando conseguir unos papeles imprescindibles para poder ser incluído en las actas, estudiando de pie, el examen de turno.
Hay varios que no son capaces de comprender practicamente nada de lo que explico.
Una gran mayoría escucha como quien oye llover.
Solo unos cuantos que han estudiado bachiller me escuchan con verdadero interés.
Provienen de Bogotá, Perú, Colombia, Uruguay, Cuba, Marruecos, Argelia y una minoría de España, de edades comprendidas entre diecisiete  y cincuenta y ocho años.
Cuando empiezo a explicar un tema, una parte de mi cerebro quiere enseñar, otra quiere consolar, otra alfabetizar, otra huir.
Avanzo y retrocedo para tratar de motivar a los rezagados. Vuelvo a avanzar para que no se aburran los que ya comprendieron.
Se anestesian con la descripción de la sinapsis neuronal. Se despiertan con el significado de los sueños.
Vuelven a dormirse con la enumeración de los nervios raquídeos. De nuevo reviven cuando les cuento que sus vísceras hablan y envían señales a su encéfalo cuando algo no anda bien o que un catarro es tristeza no expresada.
Como hipnotizadora, les hago dormir o les espabilo según el contenido de mi discurso.
En este pequeño reducto del mundo que es el aula donde trabajo, a veces me olvido de que lo que realmente estoy haciendo es contemplar a Dios.
Pero cuando me hago consciente de este hecho y permito que mis palabras resuenen en su interior y en el mío como eco de un conocimiento ancestral, entonces ellos, en ese mismo instante, saben también que todo lo que están contemplando como energía y materia son tan solo dos polos de una misma esencia, de una única sustancia universal: luz pura y radiante.
Y sin saber cómo, en ese aula se hace de día aunque sean las nueve de la noche.