miércoles, 29 de mayo de 2013

¡Ay, el amor...!

Alguien dijo: "Un médico puede saber por qué ha muerto un paciente, pero no puede saber por qué está vivo. La vida es un misterio".
La resolución de este enigma ha sido desde que llegué a este mundo mi entretenimiento preferido. He buscado respuestas en estados alterados de conciencia, practicando con ansiedad, respiración consciente, respiración holotrópica, biodanza, focusing, meditación, ayuno y castidad, jaja...pero a pesar de mis afanes, el secreto continuó permaneciendo velado, dada mi todavía precaria inteligencia existencial.
No por ello desistí en mi empeño, traté más tarde de descifrar tus estados de ánimo, tu lenguaje no verbal y tu inquietante mirada...estaba convencida de que en ti podría hallar resultados, eres un campo electromagnético y posees un complejo sistema neuroendocrino que regula tu relación con el mundo, dispones de una complicada red de nervios, vasos sanguíneos y linfáticos que controla tu medio interno, eres capaz de crear un sinfín de emociones y estados de ánimo que pueden llegar a perturbar mi propio equilibrio emocional...y sin embargo después de medio siglo observando con atención a todo aquél ser vivo que se me colocaba delante, aún no era capaz de comprender el "gran misterio". Intuía que me faltaba algún dato fundamental. Decidí entonces leer a los maestros, viajé por el mundo, me quedé en silencio bajo un árbol milenario, traté de hablar más despacio y adquirir dulzura, comí carne de soja, repetí mantras, puse incienso en mi habitación, compré cuencos tibetanos...y harta ya de tanta estrategia y con mi vida vuelta del revés, opté por parar. Fue entonces cuando me salió llorar un llanto interminable, iba desapareciendo la aflicción, pero continuaba el imparable llanto...¿sin motivo?, ¿por qué lloraba entonces?,¡qué extraño! parecía alegría...y ahora compasión, infinita compasión por mí misma... aún más llanto, como si me hiciera compañía, empiezo a comprender su significado, ya no hay sufrimiento...continúo llorando, voy aceptando el dolor, solo hay ternura...todas mis penas van flotando entre las lágrimas... encontré lo que estaba buscando...¡Ay, el amor...me estaba esperando en mi propia casa!