martes, 28 de abril de 2015

¿DOLOR?

Me rodea el dolor ajeno, se acerca tanto que ya duele dentro.
Me quedo. Y detrás, al fondo, encuentro sosiego.
La mente elige asustarse, por eso no me refugio en ella.
El cuerpo se tensa y se lamenta, no debo tenerlo en cuenta.
Hay una paz que bendice. Es ésta la que consuela, nunca yo.
El "yo" es débil, acude a la mente y se pierde en una maraña de siniestros pensamientos.
Lo retiro- al yo- con suavidad, y allí está ella, la  paz que enaltece todo lo manifiesto. Arriba, abajo, a la derecha y a la izquierda.
El dolor, como si de un sherpa se tratara, me ayuda a atravesar la espesa niebla del miedo.
Lo que me encuentro al otro lado solo podría contarlo si supiera tocar el piano como nunca nadie ha sabido tocarlo.
Como no sé, no lo cuento.
Te dedico, eso sí, este instante perfecto.