sábado, 25 de octubre de 2014

El juego de la conciencia

Estoy en el trabajo, en un claustro, durante el cual la directora nos cuenta la Programación general anual. Llevo una hora escuchándola, intercambiando algún que otro comentario con mi amiga Pilar, sentada a mi lado, y leyendo en el móvil un mail sobre la nueva concepción del universo (mi tema preferido en los últimos tiempos) que me había enviado a mí misma en previsión del esperado interminable discurso de la dirección.
Me encontraba en un estado de casi beatitud después de leer las siguientes frases: "Cada punto del cerebro humano está conectado por medio de la "espuma cuántica" con todos los demás puntos del universo. No existe la materia, solo existe la interferencia constructiva del universo interpenetrante. Tras una silla aparentemente sólida, se esconde el superholograma de un torbellino de ondas/partículas".
Todos éramos "uno" en ese salón de actos, las sillas: superhologramas, el suelo vibrando, mis compañeros: un conjunto de células trabajando en cooperación y armonía... Pilar me hace un comentario, yo le respondo, y entonces, una mujer sentada delante, se vuelve hacia nosotras y exclama enfurecida: "Ya está bien de hablar, no soy capaz de oír nada por vuestra culpa..." nos miramos atónitas, puede que fuera esta la vez que menos habíamos hablado en los veintiséis años que llevamos juntas en ese instituto, soportando claustro tras claustro... pero si no estamos hablando, replicamos...¿Queeee? que no habláis, pero si no habéis callado ni un minuto... Es una chica joven, la encolerizada, debe ser nueva porque no la conozco. Pilar y yo nos miramos riendónos sin hacer ruído y decidimos no volver a pronunciar una palabra. Me quedo observando desde atrás a esa mujer y decido que es idiota.
Placidez, serenidad, ¿Dónde os habéis ido?
Investigo en mi estado interno y observo a una niña que ha sido regañada y quiere vengarse, porque la persona sentada a la izquierda de la interfecta le hace un comentario y yo estoy deseando que ésta responda para lanzarme sobre ella y pedirle que se calle.
Una vez que me doy cuenta del juego de mi ego herido, retorno a mi lectura:
"De un gran Vacío primordial, brotan en un proceso increíblemente complejo y hermoso, todas las formas que existen. Las piedras y las estrellas son meras ondulaciones en la nada"... la de delante sería por lo tanto una mera ondulación, lo mismo que mi rabia.
Algunas de estas ondas me gustan y otras no. Es el juego de esta vida que aunque no se comprenda, va a seguir desplegando su peculiar diseño. Y yo sé que siempre que me rindo y acepto, el gran Vacío primordial sonríe.