jueves, 31 de diciembre de 2015

AÑO NUEVO, ALEGRÍA NUEVA

Le contaría al año que está por venir que yo lo que realmente deseo es una alegría consistente.
La que tengo parece firme pero¡qué va! no es sólida, a la mínima se desvanece. Debe ser que se basa en logros, halagos y lisonjas.
Lo que ahora pido es una alegría compacta, que no se requebraje. Y que surja espontánea, sin esperarla.
Decía Lao Tzé: "Si hay música en tu alma, se escuchará en todo el universo".
En realidad es eso lo que le estoy pidiendo al año nuevo: música en el alma.
¿Será que nacemos músicos?
Perdí mi sonido.
Me sugieren que lo busque en el silencio.
¿El silencio guarda y protege los acordes de mi vida?
Sin osar rozar su pureza, intento introducirme en él para descubrirlo.
Los ruidosos pensamientos se colocan en medio.
Le pregunto al eterno silencio: ¿puedo entrar sin pensar?
No me contesta. Deduzco que es un sí.
Y entro.
La alegría me saluda con una leve inclinación de cabeza. Por mi sangre empiezan a correr notas.
Una solemne obertura me da la bienvenida.
Me acurruco entre dos espacios vacíos de conceptos. A observar el no transcurrir del tiempo. 
¿Suena una antigua melodía?



























































































miércoles, 16 de diciembre de 2015

VIVO SIN VIVIR EN MÍ

Atiendo a mi madre, algo desorientada, a las ocho de la mañana, voy a comprar, hago la comida, vuelvo a orientar a mi progenitora, una visita inesperada, hoy tengo mucha prisa, me han puesto una reunión a las dos y media en el trabajo, tengo que ir a casa de mi hijo a por el perro, le mando el libro ya terminado al editor, corrijo un par de frases, cojo el coche, cojo al perro, lo llevo al campo que tengo frente a casa, le tiro una pelota de tenis cuarenta veces, vuelvo a casa, le pongo a toda velocidad un recipiente con agua, contesto un mensaje con mucho interés y muy poco tiempo, imparto instrucciones en casa, engullo más que comer, no sé qué ponerme, cojo el coche, ¡qué mal me ha quedado el pelo!, se me olvida una carpeta, entro otra vez en casa, llego casi tarde a la reunión y bajando unos escalones... me hago un esguince.
Gracias vida por pararme de la mejor manera que sabes.
¡Qué haría yo sin ti!



sábado, 12 de diciembre de 2015

¿LO MEJOR?

¡Cuánta infancia me robó la tristeza ajena!, !cuánta risa no fabriqué!
Culpables: las neuronas espejo.
Según su descubridor, el neurobiólogo Giacomo Rizzolatti, estas células tienen como misión reflejar la actividad que estamos observando.
Por mi particular tendencia a la nostalgia de lo que nunca he tenido, he concluido que mis neuronas se dedicaron a observar el pesimismo.
Esta palabra proviene del latín:  pessimum, "lo peor".
¡Es increíble! mis neuronas espejo se han especializado en contemplar lo peor.
Ahora que gracias al señor Rizzolatti soy consciente de este hecho, me he propuesto con gran determinación, observar "lo mejor".
¿Qué es lo mejor?
Lo mejor es sin duda una sonrisa auténtica. Fabricada de la nada. Sin ningún propósito.
(La mía, cuando surge, ilumina mi propio cerebro)
¿Y si la creo yo de forma sistemática en mi rostro para que las neuronas espejo de los demás la reflejen?
¿Cuál podría ser el motivo?
¿Considerar la vida, como decía Nietzsche, como una obra de arte?






sábado, 5 de diciembre de 2015

ADULTA INFANCIA

He comenzado por propia voluntad mi camino de regreso a la infancia. No voy a esperar a tener noventa años y perder la cabeza para retomar la espontaneidad.
Ya he explorado suficiente tiempo en la adulta que deseaba ser. He potenciado mi autoestima y confianza.
He dedicado tiempo al saber y al conocer. He edulcorado mi carácter y transformado en cierta medida mi personalidad.
Freud hablaba de "el malestar de la cultura" como una dolorosa obligación de reprimir la espontaneidad infantil.
Yo hubiera hablado también de "el malestar de la incultura" como una desesperante sensación que me provocaban algunos de mis alumnos.
Y sin embargo, tal vez sea gracias a ellos que haya resuelto dedicarme a desaprender.
Quiero experimentar lo que se me antoja una deliciosa sensación: no saber nada después de haber sabido algo.
Saber lo que sé, ya no me hace feliz. Saber más tampoco.
Quiero dejar la mente en suspenso, en un estado de asombro y placentero desconcierto.
Que me cuenten cuentos de realidades superpuestas o paralelas donde yo soy de muchas maneras.
Quiero no saber qué es el tiempo para perderlo entero mirando el desatinado vuelo de un mosquito.
También quiero visionar por última vez el relato de mi vida y empezar a grabar en una nueva cinta una historia mucho más divertida.
Si voy de entierro, poder hablar con el alma del finado y que me cuente el apasionante viaje que está iniciando.
Quiero dormir sin recuerdos y despertar sin deseos.
Y saborear un chocolate sin pensar en el porcentaje de cacao y grasa que contiene.
Quiero que me dé igual si la tierra es redonda o cuadrada.
Conocer el idioma de las células tumorales.
Saber por qué los virus no comen ni respiran.
Quiero que me produzcan ternura tus defectos, que nunca lo han sido.
Conocer el número premiado de la lotería para no comprarlo y que le toque a otro. Yo entretanto dedicarme a ser feliz sin intercambios monetarios.
Acariciar la cara de todos los comensales el día de Nochebuena (eso no, ¡qué vergüenza!). Perder antes el apocamiento que me impide amar sin sonrojo.
Quiero que mi ego sea anoréxico.
Quiero llamarme Inocencia, como mi bisabuela.
Quiero que el sentido del humor recomponga la totalidad de mis pensamientos.

Acariciar la luz. Besar los primeros acordes de una sonata de piano. Tocar el dulzor. Caminar, orgullosa, al lado de un noble pensamiento. Volar en una gota de aire junto a un billón de bacterias que van a comenzar una epidemia. Recorrer el futuro en bicicleta. Utilizar el verbo jugar cada tres frases. Incumplir mis obligaciones las horas pares. Ser un grano de arena en el Everest y rodar montaña abajo. Saber por qué es feliz Stephen Hawking.




















miércoles, 2 de diciembre de 2015

El Espíritu de la Navidad

Mi padre, dotado de un gran sentido del humor- que utilizaba en muy contadas ocasiones- era por lo general más bien taciturno y hosco.
Sin embargo, en Navidad ocurría que si te fijabas bien, si explorabas en su cara y en sus gestos con detenimiento, podías atisbar una cierta predisposición al alborozo. No era algo evidente, había que hacer un gran esfuerzo para escrutar en su rostro y descubrir que el acostumbrado rictus se había modificado y en lugar de amargura pareciera que ahora mostraba cierta complacencia.
Era tal la emoción que suscitaba en mis hermanos y en mí tal transformación, que acabábamos concluyendo que esos días la felicidad estaba permitida y como niños que éramos, sin pudor alguno, nos embriagábamos de nuestra  propia alegría.
¿Qué le pasaba a mi padre?, ¿que entraba en nuestra casa?, ¿el Espíritu de la Navidad?
Ayer empecé a sentir esa peculiar vibración. 
Me puse a investigar. 
De todas las historias que podría contar aquí, esta es la que más me gusta:
"El Espíritu de la Navidad es en realidad un Egregor. Un egregor  es un pensamiento colectivo, una sinergia de propósitos que ejerce una gran influencia en las personas.  Esta energía debe sostenerse un cierto tiempo para convertirse en una especie de balsa de gelatina flotando en planos no físicos, que acaba tomando vida. Es una energía autoconsciente".

El fisico Max Planck, declaraba que detrás de este gigantesco universo debe existir también una gigantesca mente consciente que le da vida y le permite existir materialmente. 
En Navidad, esta mente consciente crea un egregor: el Espíritu de la Navidad, que desciende a la tierra y visita a los hombres de buena voluntad la noche del 21 de diciembre entre las 22:00 y las 00:00 horas, generando una energía de alta vibración"
Doy fe de que es verdad, porque solo un milago como este podía ser capaz de hacer sonreír a mi padre.

Papá, sé que eres tú el que estás inspirando estas palabras.
¡Feliz Navidad!



jueves, 26 de noviembre de 2015

DOS PUERTAS

Hay dos puertas por las que llego hasta mí.
Una de ellas me conduce hasta este organismo animado que parezco ser yo: un ente que razona, memoriza, cataloga, sintetiza, recuerda, juzga, enumera...
La otra me transporta hacia...¿el misterio?
Cuando atravieso la segunda, no peso, no mido, no contamino, no me desgasto...
En ese lugar no me conozco, esto es lo más emocionante.
¿Tres cervezas y estás dentro?
¡Qué va!
¿Con marihuana?
Tampoco.
¿Éxtasis, cocaína?
¡Qué no!, no insistas.
¿Cómo explicarlo? :
Aquí el dolor está, pero no duele.
No hay noticias de nada ni de nadie. Todo está al lado de todo lo que ha habido y habrá.
El futuro se introduce de cuerpo entero en este instante y el interés por todo se relaja, tumbándose a reposar bajo una higuera.
Con cara de asombro y ciertamente emocionada decido que este es mi lugar, ¿cómo no lo habré descubierto antes?, pero me veo atravesando de nuevo la primera puerta. 
¿A dónde vas, triste de ti?, ¿por qué vuelves a los afanes y las pretensiones?
Aquí estoy otra vez, es verdad. 
Te pusiste muy seria.
¿Debería estar riéndome todo el tiempo?
Sí, por dentro.
No hay otra manera de descubrir el juego que juega la Conciencia.


miércoles, 18 de noviembre de 2015

PACIENCIA

Tengo un profesor de guitarra flamenca. Me enseña acordes y paciencia.
Tengo una madre de noventa y tres años, sin memoria. Me enseña compasión y paciencia.
Tengo unos alumnos algo ignorantes. Me enseñan ingenuidad y paciencia.
Tengo una pareja que nunca se queja. Me enseña bondad y paciencia.
Creo que la vida está tratando de hacerme ver de mil maneras que soy algo impaciente.
Definición de impaciente: " Intranquilo, preocupado por algo que se espera o se desea".
¿Qué espero?, ¿qué deseo?
 Solo paz.
"La paciencia es un árbol de raíz muy amarga pero de frutos muy dulces"- decía Fénelon, teólogo, obispo, poeta y escritor francés.
El dulce fruto del árbol de la paciencia debe ser esa paz que tanto anhelo.
¿Tendré paciencia para esperar a que madure el fruto?
Esta vez sí.

viernes, 13 de noviembre de 2015

¿Nos ama el sol?

En los márgenes del parking de mi centro de trabajo un señor del barrio, ya mayor, creó un huerto donde antes solo crecía mala hierba.
Empezó siendo un lugar para que los alumnos de la ESO sembraran la tierra y recolectaran sus frutos.
De esa experiencia ya no queda nada, pero el jardinero sigue en su puesto, cuidando de esa diminuta parcela de terreno casi invadida por los coches.
Anoche, a las nueve y media, me lo encontré ya de salida, ¿quieres una col?, sí, claro. La sacó de la tierra delante de mí, con su navaja, con gran esfuerzo, cortando el tronco que la anclaba a la tierra. Me la entregó y yo la cogí casi abrazándola. Estaba viva todavía. Casi se me saltan las lágrimas.
Me acompañó esa col hasta mi casa, sentadita a mi lado en el coche.
¿Se puede sentir amor por un repollo? Creo que era ese el sentimiento que me despertó la pequeña bola blanca rodeada de hojas.

Una amiga me escribe: "¡Gracias por tanto!, eres una de las pinzas que sujeta mis prendas al sol".
Lo leo, cierro los ojos y respiro profundo, agradecida por formar parte de ese luminoso conjunto de ropa limpia,  pinzas y  sol.
Me recordó a una frase de un libro que un cierto día leí emocionada:
"Seguro que mi madre eligió mi nombre mientras abría la ventana sonriéndole al sol de la mañana, como hacía siempre".
¡Ay, sol, y plantas, fuego, viento, agua y silencio!, me habláis en un lenguaje que entiendo mejor que el de algunos seres humanos.














miércoles, 28 de octubre de 2015

NIEVES, ¡PON SENTIDO DEL HUMOR!

Convivo con un hombre que tiene un carácter envidiable. Esta mañana él me sugería que utilizara el sentido del humor ante una cuestión doméstica sin importancia a la que yo concedo tal trascendencia que se diría que está en juego mi permanencia en este mundo.
 Fui al diccionario a buscar la definición de sentido del humor:
" Modo de presentar, enjuiciar o comentar la realidad, resaltando el lado cómico, risueño o ridículo de las cosas".
Me quedé pensando en situaciones cómicas o ridículas en mi vida. Recordé de inmediato una escena cuando mis hijos eran pequeños. Estábamos los tres en la cocina, ellos peleándose y moviéndose a mi alrededor, como era habitual. Yo, preocupada por mil cosas- que no tenían nada que ver con mis criaturas-  aproveché su derroche de vitalidad para enfadarme tanto que agarré la botella de agua e hice ademán de darles con ella en la cabeza (la botella era de plástico pero estaba llena) saliendo los dos como alma que lleva el diablo, al tiempo que gritaban: "Vámonos, mami se ha vuelto loca", y sí, era verdad, había perdido la cordura durante unos instantes, pero al asomar y verles a los dos observando mis movimientos, sacando media cabeza desde el quicio de una puerta, me reí con ellos.
Resulto cómica o ridícula muchas veces por ponerme demasiado seria.
Le echo la culpa a las reverendas Dominicas de la Anunciata que obligaron a aquella  niña morenita con dos trenzas y baby de rayas a permanecer sentada seis o más horas diarias en una silla cuando lo que hubiera deseado era sentarse al lado de un sabio, bajo un sauce, para aprender acerca de la vida viendo pasar las estaciones.
Pongo sentido del humor, veo lo ridículo que era aquél método de enseñanza y me preparo para entrar en clase en diez minutos, dispuesta a parecerme más al sabio bajo el árbol que a la monja más seria del mundo que me hizo detestar la química.




domingo, 18 de octubre de 2015

MÁS DELICADA Y MENOS INFALIBLE

Mi madre tiene noventa y tres años. Sus neuronas establecen a veces caprichosas conexiones que producen cierto desconcierto en mi mente racional entrenada para la eficacia.
Esta mañana manteníamos esta conversación: 
-Hija¡ cuánta guerra te doy, mucho más que cuando era pequeña!
-Mamá, cuando eras pequeña no te cuidaba yo.
-¿Y quién me cuidaba entonces?
-Tu madre.
Se queda mirándome con cara de extrañeza, sin añadir nada más.
Su mente trata de pensar durante unos segundos y a continuación exclama: "Están regando... ¡qué raro!, no veo a nadie regar"
-No mamá, está lloviendo.
-¡Ah! ya decía yo que lo veía raro.
En ese momento había olvidado la existencia de la lluvia. 
Mi madre va desapegándose de las ideas y yo, caminando a su lado, voy probando a ser más afectuosa y menos competente. Más delicada y menos infalible.
Ella me recuerda que todos y cada uno de los conceptos que atesoramos en la mente habrán de dejarse aquí, junto con el esqueleto.
Voy ensayando a su vera tal desentendimiento para que en el momento de partir me quede solo una idea: 
"¡Qué maravilla, todo era un juego!"

viernes, 16 de octubre de 2015

PEDIRÍA PERDÓN...

Le pediría perdón a la vida por mi empeño en buscar la felicidad donde no podía encontrarla, y de paso le pediría perdón a Dios por no haber comprendido bien sus instrucciones.
Me pediría perdón a mí misma por hablar demasiado, escuchar demasiado, reir poco y temerle al bendito y reparador silencio.
Le pediría perdón a la tristeza que me acompañó durante tanto tiempo... se fue sin que me diera tiempo a darle las gracias por su paciencia.
Le pediría perdón a mis pulmones por introducir en ellos nicotina en lugar de alegría.
Le pediría perdón a mi garganta por utilizarla para ¡tanta queja!
Le pediría perdón a mi boca por no permitirle fabricar muchos más besos.
Te pediría perdón a ti si alguna vez obvié tu presencia por ir en pos de algún absurdo afán que no me condujo a nada.
Le pediría perdón al momento presente, ni una visita le hice en cuarenta años, y él esperándome, tan complaciente, vistiendo sus mejores galas.  

















viernes, 9 de octubre de 2015

Alumnos adolescentes

Tengo alumnos muy jóvenes este año. De medio mundo y alguno que otro de España. Tienen entre diecisiete y veintitantos años.
Las primeras clases suelen consistir en mi empeño en hacerles ver cuánto no saben. Dediqué la primera semana completa a este propósito. Me quedé sin voz y ellos sin neuronas.
Dicen que hay más cielos, muchos más cielos aún por descubrir. Aplico este elevado pensamiento a las horas que paso en clase y deduzco que tal bóveda celeste podría hallarla en estos seres que unas veces me desesperan y otras  me reconfortan. Todo depende de dónde me sitúe yo.
Si me ofenden su incultura y su ineptitud, me pongo demasiado seria y pierdo un tramo de mi vida, imposible de recuperar.
Si disfruto con sus bromas y sus inevitables juegos de adolescentes, peso menos al cabo de un rato. La seriedad es una sustancia apelmazada y densa .
Enseño lo mismo en ambos casos. Aprenden mucho más si sonrío yo

jueves, 17 de septiembre de 2015

ACEPTANDO...

Mi mente no es mi amiga. Me lo dijeron hace tiempo y me gustó saberlo. Si fuera mi amiga no trataría de enfadarme y decepcionarme.
Como ya lo sé, trato de rellenarla con material no invasivo eligiendo cada mañana una frase que repito durante todo el día.
La de hoy era: "No juzgaré nada de lo que ocurra".
Salgo a caminar a las nueve y en la calle están los "soplahojas" que sustituyen a los barrenderos que antaño barrían con placidez. El aparato que utilizan- que hace un ruído ensordecedor- consiste en una mochila y un largo tubo que va levantando una gran nube de polvo a su paso. 
Me molesta, recuerdo mi frase, dejo de fruncir el entrecejo y al observar que estoy pensando: "ya les vale, podían hacerlo a otra hora", decido sonreír y dirigirme hacia otra calle.
Cuando vuelvo, han decidido soplar delante de mi casa. Repito los pasos anteriores: relajar el ceño, aceptar la localización de los sopladores, disfrutar del fresquito matinal...
Al cabo de un rato voy a la piscina. Todas las calles ocupadas, me toca nadar con otro. Elijo la tercera, hay una mujer nadando en sentido contrario, según yo. Hay que ir por la derecha y regresar por la izquierda. Me lo dijo el otro día un hombre con el que colisioné por no saberlo. Esta mujer está regresando por la derecha- de nuevo el entrecejo en tensión- cuando nos cruzamos se lo comento, ella me dice que cada una vaya por un solo lado, ida y vuelta, porque tenemos ritmos diferentes. Me parece bien, pero enseguida mi cerebro- tratando de preocuparme- me comenta que si otro día coincido con el hombre de "cada uno por su lado" voy a tener que cambiar de táctica si no quiero chocarme con él...
¡qué complicado es compartir este mundo con otros!- dice mi mente.
Como sé que no es mi amiga y no quiere mi mayor bien, decido introducir mi frase: "no juzgaré nada de lo que ocurra" y ya sin juzgar me he decicado a nadar solo por mi lado, agradeciendo la relajación que me produce saber, como dice mi amiga y hermana Carolina, que "lo que viene, conviene".
El mundo va a seguir siendo incómodo en muchas ocasiones, sin embargo yo sé que puedo decidir no juzgarlo en absoluto.
 Elegiré para mañana la frase de mi bella Carolina:
"Lo que viene, conviene".
Todo el tiempo... Siempre... ¿No es fantástico?
 



 

miércoles, 2 de septiembre de 2015

Amar sin tanta lógica

Me recomendó el osteópata que nadara a espalda para mejorar de una molestia en una vértebra dorsal ocasionada tal vez por el uso inadecuado de una cinta elástica utilizada con la intención de mantener en forma ciertos músculos, con el propósito de que mi cuerpo no perdiera la forma necesaria para evitar el deterioro ocasionado por el "indebido" paso del tiempo, el cual  tal vez no debería estar diseñado para provocar desmanes en la fisonomía del cuerpo humano- pero este asunto sería para tratarlo en otro momento- el caso es que como consecuencia de tal técnica natatoria se ha introducido cierta cantidad de agua en mis oidos que me ha obligado a ir al médico de cabecera que me sugerió que fuera al otorrinolaringólogo, quien tras la disolución de los tapones auditivos me introdujo un tubito por la nariz  para ver mis cuerdas vocales comentándome a continuación que tenía el esófago inflamado, probablemente por exceso de ácido en el estómago, recetándome unas pastillas durante tres meses, y tras consultar los efectos secundarios de dicho medicamento, opté por evitar la ingestión de las mismas e indagar por mi cuenta en el citado exceso de ácido, concluyendo que me enfado demasiado con el mundo porque no sé amar.
La vida, que es compasiva, me conduce en el mes de agosto al interior de una casa en la que he convivido con unas treinta personas durante siete días que me han amado de forma concluyente y aún no sé por qué.
Y sin respuesta a tal pregunta he dispuesto amar yo también sin lógica, desestimando los datos que me ofrece el hemisferio izquierdo de mi cerebro- conceptual- y dando rienda suelta al derecho -creativo- de manera que me he apuntado a clases de guitarra flamenca, asunto que interrumpí hace treinta años, con el fin de recuperar mi pasión por la vida, materia que resulta imprescindible para amar de manera espontánea y sin medida.

martes, 9 de junio de 2015

COMPLETAMENTE VIVA

Me dispongo a hacerme mayor con cierta turbación por parte de la joven que aun creo ser.
Hay un fragmento de mí que se marchita a cámara lenta. El resto, inalterable, no sufre menoscabo alguno.
Me llené de conciencia de vida en el momento en que protagonicé la fecundación de un óvulo, y sin esfuerzo por mi parte, continúo repleta de existencia.
El vivir parece amarme tal como soy (yo aún le saco a él algún defectillo).
A veces parezco idiota pero da igual, ello no afecta a lo que me mantiene viva.
Completamente viva, aquí, en este momento y para siempre.
El piano de Brian Crain acompaña esta sensación sentida.
Lo marchitable se irá, yo continuaré formando parte de toda posibilidad.
¡No interfieras, mente!, la vida me ha sacado a bailar, luciré mi mejor sonrisa.

martes, 2 de junio de 2015

CONVIVIENDO CONMIGO



En mindfulness (conocimiento psicológico, de moda en la actualidad) describen un ejercicio que consiste en dibujar con letras grandes en un gran pliego de papel, la sílaba “YO”, para escribir a continuación en el interior de la “O” cada uno de los personajes que uno es capaz de descubrir en el interior de sí mismo. En diferentes colores, según el aprecio que sientes por ellos.
He cogido el papel y he escrito en rojo: Seductora en fase de desconcierto debido a lo que se empeña en mostrarle el espejo, adolescente en busca del hombre perfecto que recuerda haber visto en alguna parte, niña impaciente que detesta y empuja el momento presente, actriz de vodevil que no acaba de encontrar el dichoso guión que la convierta en leyenda, señorita respetable que gritaría proclamando lo aburrido que le resulta respetarlo todo, joven de espíritu con falda corta que no sabe si prefiere ser abuela o coger una mochila y perderse por el mundo, pensadora impenitente tratando de encontrarle sentido a los pensamientos, mujer madura que antes de pudrirse querría ser la más feliz del planeta...
En azul escribo: mujer con suficiente sentido del humor como para poder convivir con todas estas.














martes, 26 de mayo de 2015

SIEMPRE LA VIDA

Me vigilo muy de cerca, no vaya a ser que de nuevo me dé por olvidarme de mí misma.
Tantos años sin mí, echándome de menos, me han enseñando a apreciar de veras, mi presencia.
Me comparto ahora con todo lo que está vivo, un arbusto en mi jardín es tan yo como estas manos que tratan de describir lo que está suponiendo conocerme.
Me estremece acariciar un árbol, sé de su afán por seguir siendo, anclado al suelo, interactuando con el sol y la tierra, mientras yo, a su lado, trato de no empeñarme en ser una persona; sé que ser alguien es mucho menos que ser todo, y una vez descubierta la totalidad ya no me conformo con menos.
Puedo ser música en el aire y dejar las preocupaciones a ras del suelo. Puedo empezar a percibir lo que más me conviene, que es todo aquello que a ti no te haga daño.
Convivo con un cuerpo capaz de palpitar en presencia de la armonía, ¿por qué negarle tal experiencia?
Saco de mi interior todo lo que poseo para que no enmohezca sin haberlo compartido (aunque el moho y yo somos en realidad lo mismo).
Me chiflo un rato, escucho un par de cuencos tibetanos en mi ordenador con los ojos cerrados y luego regreso a batir un huevo para hacer una tortilla.
No sé por qué estoy viva, pero es emocionante.


martes, 19 de mayo de 2015

¿Tendrá Dios internet?

Leo en un periódico que toda la información generada desde que comenzó la humanidad hasta el 2003 cabe en cinco exabytes, cuando el tamaño actual de internet parece ser que se estima en quinientas de estas extrañas unidades de almacenamiento, donde se guardan, cada minuto, doscientos millones de mails, cien mil mensajes en twitter y dos millones de consultas a Google.
Desde que comenzó mi participación en este juego cósmico de la existencia, he ido tejiendo una historia personal, con decenas de tios y primos, unos padres, dos hermanos, ilusiones, proyectos, decepciones, un marido, un ex marido, al fin un hombre que me ama, dos hijos, una perrita, una hipoteca, una amiga celosa de mi destino, poco tiempo casi siempre, alumnos inolvidables, buena salud, cierta tendencia a creer en lo inefable, un jardín, ropa de Zara, un abono de metro, asombro, tristeza, isntinto maternal, pasión por las palabras, y¡ tanto que podría recordar! ... todo ello comprimido en cinco exabytes, junto a las aventuras y desventuras del resto de los mortales que han poblado este planeta antes de que se crearan facebook, twitter o youtube.
¿Qué hacer con el amor que sientes, si no se lo cuentas a nadie a través de un teclado?, ¿se pierde?, ¿o se expande, se multiplica, y crece de manera exponencial, tanto si se registra como si no?
¿Quién está a cargo de todo esto?, ¿tendrá Dios internet?
(Busco el significado de la palabra Dios en Google: ser eterno, sobrenatural y único que ha creado el universo y controla todo lo existente)
¡Genial, tiene internet! 
:)

viernes, 8 de mayo de 2015

¡AY, VIDA, QUÉ POCO TE CONOZCO!

¡Ay, vida, qué poco te conozco!, te defino con fecha de caducidad, a ti que inventaste el infinito.
Cuando me instalo en la mente no te siento... ¡Ay, vida! sin ti me muero, pero aprendí a vivir muerta.
A veces te veo, radiante, cuando cierro los ojos y le sonrío a mi suerte. Si los mantengo abiertos, me deslumbras y me pierdo, no soy capaz de asumir lo que no entiendo. Para mitigar mi pena, un músico me cuenta con sus palabras de viento, que no es en el pensar donde voy a encontrarte. Vuelvo a cerrar los ojos y ahí estás, sosteniendo mi cuerpo en el aire, tratando de moverme al ritmo de la sencillez.
¡Ay, vida,  matemáticas, armonía!, tú me enseñas a despejar toda incógnita, basta con que yo me vuelva ingeniosa y leve. Perspicaz e inteligente, si te contemplo.
Te abandoné, me engañó la mente. Te quedaste tan cerca, esperándome, que solo he tenido que mover un milímetro mi cabeza para volver a respirarte.
¡Ay, vida!, tú que sabes hablar idiomas y silencio, bailar y detener el tiempo, enséñame a aprender a conocerte.



lunes, 4 de mayo de 2015

¡BIENVENIDO A MI FIESTA!

Fiesta en casa. Once personas. Treinta años sin verte. Comida, abrazos y alcohol. ¿Quieres más paella?, ¿te pongo otra cerveza?... No me encuentro pero estoy en paz. Escucho fragmentos de vidas ajenas, me dedico a descifrar lo que hay detrás de cada gesto y veo, como siempre, las emociones embriagadas en vino blanco y también tinto, mezcladas con cariño y desencuentros. Todo cabe en siete horas de mesa y sobremesa.
El bebé llora, se rompe una silla, humo de tabaco, nostalgia, recuerdos... Queda prohibido el silencio, que nadie muestre un ápice de tristeza, si te descolocas bebe un poco más.
¿Ya no bebes? No, gracias. ¿Ya no fumas? No, gracias. Apenas hablas...
Todo sucede aquí adentro, entre mi vientre, mi corazón y mi garganta. Más amor que desconcierto.
Celebro la vida que inunda esta casa. Tus sesenta y tantos años y los quince días de ese ser diminuto que duerme en brazos de su abuela.
Me reconforta haberte dado todo lo que tengo y si no fue así, vuelve otro día, porque te lo debo.

martes, 28 de abril de 2015

¿DOLOR?

Me rodea el dolor ajeno, se acerca tanto que ya duele dentro.
Me quedo. Y detrás, al fondo, encuentro sosiego.
La mente elige asustarse, por eso no me refugio en ella.
El cuerpo se tensa y se lamenta, no debo tenerlo en cuenta.
Hay una paz que bendice. Es ésta la que consuela, nunca yo.
El "yo" es débil, acude a la mente y se pierde en una maraña de siniestros pensamientos.
Lo retiro- al yo- con suavidad, y allí está ella, la  paz que enaltece todo lo manifiesto. Arriba, abajo, a la derecha y a la izquierda.
El dolor, como si de un sherpa se tratara, me ayuda a atravesar la espesa niebla del miedo.
Lo que me encuentro al otro lado solo podría contarlo si supiera tocar el piano como nunca nadie ha sabido tocarlo.
Como no sé, no lo cuento.
Te dedico, eso sí, este instante perfecto.






martes, 21 de abril de 2015

AGOTADORA MENTE


Mi cansina mente trabaja sin descanso en mi contra. Me di cuenta de este hecho un cierto día, el mismo en el que descubrí que yo no era ella.
No soy mi mente, ¡qué increíble hallazgo!
Aún así, ella actúa como si fuera mi dueña. No hay cárcel que la contenga. He conseguido, sin embargo, mantenerla en  libertad vigilada, de este modo puedo observar sus movimientos. 
Es muy rápida, modifica sin cesar sus tácticas de ataque y juega a asustarme creando miedo. Hace listas de mis metas incumplidas. Desdeña mis éxitos.  Me compara y salgo bien o mal parada, siendo ambas circunstancias poco afortunadas. 
Me impide dormir si se empeña en hacer girar una y otra vez una idea dentro de mi cabeza. 
No conoce lo que hay detrás de las apariencias porque no es sabia. 
Me cuenta que me faltó lo que necesité y se empeña en hacerme correr tras ello. 
Si alguien me ama, se coloca en medio. 
Pero yo no soy ella, ¡qué maravilla!. 
Cierro los ojos, trato de buscarme sin esa herramienta y me hace gracia encontrarme, de repente, suspendida en la majestuosidad de un inmenso árbol dando sombra a nadie.
Vuelvo a indagar en lo que soy y ahora aparezco en  el interior de una diminuta célula, feliz sin saber que es muy pequeña.
Si vuelvo a intentarlo, me encuentro en otro Planeta que se pregunta si habrá vida en la Tierra.
También soy varias horas de esa amable tristeza que te permite descansar de tanto sucédaneo de alegría. Y una brisa que mueve varios pelos de tu cabeza.
O un gramo de colesterol que no desea engrosar tus arterias. Una partitura que nadie tocó jamás y vive en un cajón, satisfecha. El nido de una cigüeña sobre una antena de telefonía, sustentando la vida. El matiz de blanco que le faltaba a un cuadro. El más allá colándose en el sueño de varias personas buenas.
Mente pensante, puedo vivir sin ti, eres prescindible.
Aún así, sé que vas a seguir martilleando mi cabeza jajaja...