sábado, 1 de junio de 2013

El zeptosegundo

Ayer descubrí un nuevo concepto, se llama zeptosegundo. Es la miltrillonésima parte de un segundo, es decir, en un segundo hay mil trillones de zeptosegundos.
Los fisicos nos cuentan que este tiempo tan corto no se usa en la vida diaria, es solo de interés en ciertas áreas de la física y la química. Se denomina "energía de punto cero", "energía del vacío" o "energía gratuita". Se asocia con la vacuidad del espacio vacío. Dicen que esta energía es infinita.
Sin embargo, esa pequeñísima cantidad de tiempo parece ser que es la vida media de una partícula de Bosón de Higgs, nombre con el que los físicos denominan la energía original que dio vida a todo lo que existe.
Los científicos piensan que el descubrimiento de este tipo de energía puede conducir a la construcción de micromáquinas sin fricción con partes móviles que leviten.
Lo que los físicos no nos dicen es que en realidad si fue creada teniendo en cuenta la gran utilidad que habría de tener en la vida diaria. Debe ser un zeptosegundo lo que se tarda en experimentar una súbita alegría al percibir la inmensa bondad que hay detrás de ciertos actos humanitarios. Yo tardé un zeptosegundo en sentirme conmocionada al ver el rostro de mis hijos por primera vez. Un zeptosegundo es lo único que se necesita para reconocer una falta de honestidad. En un zeptosegundo amas a alguien por primera vez.
No conocemos el ámbito de la vacuidad porque utilizamos otros conceptos de tiempo para poder ir huyendo a toda velocidad hacia delante; y sin embargo, el humilde zeptosegundo nos ofrece a cada instante, más bien a cada mil trillonésima parte de un segundo, la sutil experiencia del amor en estado puro, el silencio anterior a la creación de palabras, vacío sin conceptos, luz aún sin sombra, no mente. En el zeptosegundo descubrimos qué es Dios.
Te deseo mil trillones de felices y plenos zeptosegundos.