miércoles, 24 de abril de 2013

¡Felicidades, Marta!

Veinticinco años he vivido merodeando en tu espacio vital ¡mi pequeña princesa! observándote desde todo ángulo posible, intentando persuadir a los microbios de que no te perturbasen, trantando de hacer juegos malabares con mi propia tristeza, admirando tu certeza y tu espontaneidad, aprendiendo contigo a ser más honesta porque en tu presencia es imposible el engaño, ríes y lloras con todo el alma, participas de forma absoluta de toda experiencia, conoces todos los detalles, intuyes lo imperceptible...
Hoy hace veinticinco años que llegaste a este lugar y solo puedo expresar cuánto le agradezco a Dios que me haya permitido participar en la cocreación de una criatura tan bella.