martes, 22 de abril de 2014

Se me da bien hacer llorar

Viniste a verme después de mucho tiempo y comentaste bromeando: ¿Voy preparando el kleenex?
Se me da bien hacer llorar. Me encanta observar cómo van saliendo las lágrimas en los ojos del interlocutor, producto de su rendición ante mi implacable decisión de indagar en la tristeza que suele estar enmascarada muchas veces detrás de la rabia.
Lo hice conmigo de forma obsesiva durante mucho tiempo, hasta conocer el más recóndito de los agujeros negros de mi vacilante conciencia y ahora me resulta muy fácil acceder a los del otro y hacerle ver lo que lleva escrito en la frente: aquello que trata de ocultarle al mundo y a sí mism@ por miedo a mostrarse demasiado vulnerable, logrando de este modo la acumulación de una basura emocional que yo gustosamente trato de ayudarle a eliminar.
Te regalé palabras y me ofreciste a cambio unas sinceras lágrimas y un largo y sentido abrazo, ¡qué hermoso trueque!