miércoles, 21 de enero de 2015

MUERTE A LA VICTIMA

Un grupo de investigadores de Estados Unidos ha demostrado que un pensamiento negativo mantenido un minuto en la mente, deja el sistema inmunitario en una situación comprometida durante seis horas.
Leemos estas palabras e inmediatamente escudriñamos en nuestro cerebro tratando de eliminar cualquier rastro de pensamiento nocivo. Pero son insidiosos estos pensamientos, se cuelan una y otra vez en nuestros cerebros y vemos muy razonable estar preocupados, enfadados, alterados... ¡sufriendo por tantas cosas! porque motivos no nos faltan, y sin embargo, recapacitando un poco podríamos darnos cuenta de que habría una postura mucho más inteligente: los pensamientos se crean, por el entorno, por el condicionamiento de infancia, por el carácter... por lo que sea, el caso es que se crean y ahí están, y entre ellos un determinado grupo va a dañar nuesra inmunidad, es el momento de hacer uso de nuestra inteligencia y decidir que no permanezcan en nuestro espacio vital, y lo tenemos que hacer antes de que pase un minuto. Ayer lo practicaba con una alumna, extranjera, con cuatro hijos y problemas de dinero, que estudia haciendo juegos malabares con el tiempo... un marido que no colabora ni trabaja porque está deprimido- no encuentra su lugar en España- y un hijo de diecisiete años que ha decidido pasar del mundo, no come ni se levanta de la cama, ella le lleva la comida en una bandeja, su marido le recrimina su actitud, dice que está así porque le consiente demasiado, ¡pero es mi hijo!- me dice. El médico le recomienda que le retire la ropa de cama para que no se acueste, pero él se acurruca en el suelo y ella tira de ese cuerpo que parece muerto y lo levanta haciendo un gran esfuerzo... ahora están todos con gripe, me pidió permiso varias veces la semana pasada para llevar cada día a alguno al médico, y ayer después de contarme todo esto, me miró fijamente a los ojos y me preguntó: ¿qué puedo hacer por mi hijo?, yo tenía menos de un minuto para generar una respuesta y le contesté: "no sufras, pase lo que pase, tú no sufras, esa actitud hará que te mantengas lo suficientemente fuerte como para poder acompañarle en esta difícil etapa de su vida. Si tú sufres por él, acabarás debilitándote y eso no te lo puedes permitir porque él te necesita"... de inmediato cambió la expresión de su cara, ahora su mirada era más inteligente, no había ningún tipo de victimismo.
Hace unos años, en una de las peores etapas de mi vida, con todo a mi alrededor desmoronándose, tomé la decisión de no permitirme sufrir. Descubrí que era posible. El dolor duele ahora tanto como entonces, pero la víctima que había en mí, desapareció. Tras ella se fue la tristeza.
Stephen Hawking comentó en cierta ocasión: "He vivido una vida plena y satisfactoria, nunca me he permitido sentir pena por mí mismo".
No somos conscientes del inmenso poder que genera la determinación, el autocontrol y el autoempeño.