sábado, 29 de noviembre de 2014

Lección de vida.

Viajaba ayer en el metro muy relajada, tratando de mirar sin ver- como dicen los maestros- sintiéndome muy satisfecha con mi capacidad de aceptar la vida tal como es, cuando a esta misma vida se le ocurrió poner a prueba la autenticidad de esta conformidad mía, y me colocó en el asiento de enfrente a un ser extraño que parecía hombre pero era mujer, de aproximadamente un metro treinta de estatura, con una cadera inmensa escondida bajo un abrigo negro de caballero, el pelo corto, las facciones duras, y unos pies que se balanceaban como los de un niño porque las piernas, al sentarse, no le llegaban al suelo. Lo miraba yo de reojo, con más pena que compasión, agradeciéndole a la existencia haberme concedido el aspecto que tengo, cuando, pasados apenas unos minutos, en el asiento contiguo al de este "individuo" se sentó una mujer tan atractiva que dedicaría yo el resto del viaje a observar con detenimiento cada detalle de su fisonomía. Medía más de un metro ochenta, los vaqueros comprimían un cuerpo esbelto de proporciones perfectas y de un gorrito de lana surgía una abundante melena rubia; los ojos verdes, los labios sensuales... ya no agradecía tanto mi suerte, ahora mucho más consciente que unos minutos antes, de mi "avanzada edad", jajaja... podía incluso decir que me sentía un poco miserable.
Aquellas dos mirando al frente y yo a varios miles de kilómetros de la inicial aceptación.
La fealdad y la belleza exhibiéndose ante mí, mostrándome la inconsistencia de mi "estar bien".
¡Gracias, vida, por recordarme que debo continuar riéndome de mí misma!

miércoles, 26 de noviembre de 2014

Lo inimaginable

Dicen (los que saben que no hay que saber) que el mundo es solo un producto de la imaginación, y que es tan poderosa la intención de mantener lo creado, que cada día, tras el sueño profundo, todo reaparece ante nuestros ojos como si nunca hubiera dejado de estar ahí, a pesar de ser tan solo un recuerdo grabado en la memoria.
Una vez que en mi mente se introdujo la idea de aceptar este hecho, no me quedó más remedio que investigar de qué manera actuaba la Conciencia para mantener la trama del sueño y al mismo tiempo existir sin color ni forma, sin espacio ni tiempo.
Descubrí que la Conciencia crea y destruye, para volver a crear. Crea universos, ideas y silencios, o permanece en reposo sin añorar el movimiento.
¿Cómo seguir siendo una persona sabiendo que todo es un simple sueño?
El personaje que escribe estas líneas continúa su historia basada en el condicionamiento de ideas y acciones previas, mientras yo me introduzco por una grieta entre pensamiento y pensamiento y me sorprendo al encontrarme con el otro lado de la tela de esta existencia, donde uno puede gozar de la libertad de ser la inspiración profunda previa a un orgasmo, cargada de añoranza, o en el interior de un retrato colgado en la pared de un museo, una excelente pincelada de color blanco en el ojo del antepasado de un rey.
Desenmascarada la impostora, puedo revolotear por encima de la razonabilidad. Ya fui razonable varias décadas. Sin razón no sería persona y eso es precisamente lo que quiero. Prefiero ser musa antes que gran literato. Prefiero ser tinta indeleble en un manuscrito de alquimia antes que mujer formal.
Desde no sé donde, llegó un permiso para poder ser yo. Ponerme muy seria cuando la ocasión lo requiera... casi que ya no.
Sin fronteras definidas, puedo entrar y salir a mi antojo, del dolor, el escepticismo o la incertidumbre.
Ahora soy rana en el sueño de la bella Paola o confidente de una hermosa criatura llamada Marta.
Exploro el aquí que parecía más allá y todos los cuentos jamás contados se cuelan de sopetón en el ahora mismo, para que yo sonría.
Cuando las cosas se ponen feas, me convierto en la fealdad que sabe por qué ha venido.
La energía potencial y mi espíritu juegan al escondite inglés. Una cuenta y el otro avanza.
Me voy a hacer la comida.








martes, 4 de noviembre de 2014

MI AMIGA LA VIDA

Me gusta jugar con la vida. A su lado, me refiero, porque ella se divierte todo el tiempo y uno puede entrar en el juego que de continuo propone o permanecer fuera, en el interior de la mente, en un laberinto de pensamientos, a solas con el infeliz que todos llevamos dentro.
Mi ser infeliz es gris, denso, monótono, cansino... pero, en la actualidad, nada operativo.
Se pone muy serio, expone una serie de argumentos, convincentes- según él- por los cuales yo debería estar preocupada, deprimida, asustada, en alerta... yo le escucho porque si no, se revuelve rabioso contra mí- enfadado es terrible- así que le escucho, como decía, y de inmediato, borro sin miramientos el contenido de su discurso y reinicio mi actividad mental. Sin él, el dolor es una experiencia estimulante, el sufrimiento ajeno, una oportunidad para entrenar la compasión infinita, los problemas, ensayos de aceptación, las pérdidas, ocasiones para ejercitar el desapego.
Sentada frente a mi pareja, en una cafetería, jugando a perturbar la realidad, le pregunto:
-Si fueras un violín dentro de una funda, ¿dónde te gustaría que te colocasen en el interior de una casa?
Él, acostumbrado a mis peculiares pasatiempos, responde:
-Encima de un piano, para que cuando alguien lo tocara, vibraran también mis cuerdas y me sintiera vivo.
-Si fueras una hormiga y te concedieran convertirte en otra cosa, ¿qué serías?
-Un cuidador de hormigas, que protegiera al resto...
Me emocionan sus respuestas. Seguimos jugando los dos durante un rato y en ese tiempo sin tiempo, detenido el devenir de los acontecimientos, mi amiga la vida se sienta con nosotros.