domingo, 25 de mayo de 2014

Prefiero soñar a estar despierta

Protagonicé cada una de las escenas de mi vida a pesar de no ser muy buena actriz y aunque en muchas ocasiones me hubiera gustado abandonar el escenario, seguí representando los papeles que me correspondieron, siempre con cierto pundonor.
La joven insensata que ansiaba un bronceado que la convirtiera en una mujer de raza casi negra con el propósito de llamar la atención, dio paso con los años a una mujer introspectiva, vegetariana y algo fundamentalista cuya motivación principal seguía siendo no ser bajo ningún concepto un personaje del montón.
Dado que tal exotismo requería de dosis masivas de melanina en el primer caso y de una férrea disciplina en el segundo, decidí buscar la manera de ser realmente yo sin artificios.
Me he estado observando con especial atención los últimos diez años. Ahora sé de mí mucho menos que al principio.
Lo único que sé es que voy cumpliendo años sin querer hacerlo: ¡Qué bien envejece un árbol y qué mal mi cuello! Sé que me gusta más estar con los ojos cerrados que tenerlos abiertos. Prefiero soñar a estar despierta.
También sé que me emociona que existan ciertos sonidos sagrados, se cuelan a través de mi piel y algo baila aquí dentro. Sé que le gusto a la Conciencia, lo sé porque siento que ésta me aplaude cuando manifiesto mi lozanía.
Con esto que sé de mí ya es más que suficiente. El vivir prosigue, voy caminando a su lado embelesada, me va contando historias y ninguna es la mía.