martes, 14 de noviembre de 2017

Volar

Diálogo entre una joven embarazada y un interesante, atractivo y locuaz anciano:
¿Cómo es que estás sola?, ¿dónde está el padre del niño?
No estoy con él, no estoy enamorada y he decidido seguir adelante con el embarazo yo sola.
Tu decisión es muy respetable pero debes tener en cuenta que el enamoramiento es algo pasajero, el amor es otra cosa.
He pensado mucho en ello y lo que ocurre es que no imagino mi vida a su lado, pero es verdad que sigo sin saber qué significa amar o ser amado por alguien. ¿Usted quiso a su mujer?
Sí.
¿Por qué puede estar seguro de que la quiso?
A lo que el anciano respondió: "Porque ella a veces me hacía volar".

Y porque amo volar, te lo cuento.
Volar es pensar y pesar nada. Es vencer la fuerza de la gravedad, ese empuje gravitatorio que según Einstein es una ilusión, solo un efecto de la geometría; porque es la tierra la que deforma el espacio-tiempo de nuestro entornodecía este hombrey ese espacio nos empuja hacia el suelo.
No entiendo nada y eso es bueno porque mi mente nunca va a participar del ascenso y es que yo a veces, como el anciano que supo volar, me dispongo a revolotear en presencia de aquél a quién le permito amarme, mientras aniquilo esa parte de las matemáticas, esa geometría euclídea, elíptica, esférica, finita, hiperbólica... o como quieran denominarla, y sin saber cómo deformo de otra manera el espacio-tiempo provocando que ese espacio me empuje ahora hacia arriba propiciando el despegue, y una vez no estando aquí abajo soportando la carga de mi persona solo hay ligereza.
Y porque amo volar, te lo cuento.