domingo, 26 de marzo de 2017

Donde habitan las musas

Mi mente se prepara para la presentación de mi último libro.
Unos días antes de un evento de este tipo suele ocurrir que comience a ensayar discursos durante la noche. Mis propias palabras me mantienen en un estado de duermevela. Ocurre practicamente todos los días previos a la charla. No estoy suficientemente despierta como para racionalizar lo que está siendo dicho pero percibo la belleza del mensaje. Una vez despierta solo recuerdo vagamente el contenido de la disertación pero me quedo fascinada por la impronta que deja en mí lo que ha sido recibido.
Quién sea que hable en el interior de mi cerebro mientras duermo es mucho más lúcido, más sensible y más amoroso que yo. Debe tener acceso a ese gran archivo donde -según Platón- habita el mundo de las Ideas puras.
La puerta de este archivo- que deben custodiar las musas- suele permanecer cerrada.
Parece ser que se necesita un corazón puro para que la puerta se abra de par en par.
¿Cómo se purifica un corazón?
Voy a indagar en ello.
Si el próximo día, uno de Abril, estás allí para escucharme, ya me dirás si crees que logré entrar por la preciada puerta.