miércoles, 2 de abril de 2014

CAMINANDO...

En ocasiones me ausento de mí y descanso.
Desestimando el contenido de mi mente, observo con los ojos cerrados el acompasado vaivén de la respiración, no me queda más remedio, soy mujer y por lo tanto, demasiado intensa como para permanecer en mi compañía todo el tiempo. Convivo con cien o tal vez cien mil aspectos distintos de mi persona y cuantos más intento conocer, más se diversifican. No es inteligencia, es tal vez locura, pero me gusta.
Estreno una nueva personalidad cada día, tal vez no te interese la que elegí hoy pero no importa, la cambiaré mañana.
Cuando estoy a punto de aprender a jugar, a la vida le da por cambiar las reglas del juego y he de empezar de cero.
No soy feliz porque si lo fuera sería por algo y ese mismo algo, al desaparecer, me dejaría sumida en la tristeza.
Conocí la serenidad y fue entonces cuando concebí la existencia del paraíso.
No tengo muchos amigos, aunque facebook opine lo contrario, y los que tengo me engrandecen tanto que sería absurdo querer seguir aumentando de tamaño.
A diario perturbo la realidad porque la rutina anestesia mi conciencia.
No me hables del mundo, cuéntame cualquier cosa acerca de ti siempre que introduzcas pasión en el monólogo, lo que me revitaliza es tu vitalidad.
¡Podría enfadarme tanto la vida! de hecho lo logró en multitud de ocasiones, sé que fue sin intención, por eso le perdono, ahora nos llevamos mucho mejor la vida y yo, cuanto más la conozco, más asombro me provoca.
Intenté varios atajos para llegar antes, nunca llegué porque a ningún sitio había que llegar. Camino sin prisa intentando pasar más tiempo en un solo instante.
Si me buscas me encontrarás, te estaba esperando.