viernes, 10 de enero de 2014

¿Creceré algún día?

No me queda bien la combinación de ropa que he elegido hoy para ir a trabajar, no pegan las botas con el vestido, y la chaqueta es de un color demasiado llamativo. Me miro y me remiro antes de salir de casa y no acabo de sentirme cómoda. Le pregunto a mi chico y duda unos segundos antes de comentar que no está del todo mal, y por supuesto su comentario me hace sentir aún peor, pero ya no me da tiempo a ponerme otra cosa, salgo al fin de casa con la autoestima baja y una chaqueta fucsia.
Al llegar, quiero esconderme detrás de las cortinas antes de que me vea alguien, pero me surgen dos problemas: en este lugar no hay cortinas y yo ya no tengo cinco años. No me queda más remedio que enfrentarme a la mirada ajena y sufrir el escarnio público.
Pero no, no me escarnia nadie, al contrario, varias compañeras me dicen: "Ay, Nieves, qué guapa vienes hoy, que vestido tan bonito, y qué colores tan vivos´..."
Ya está, ya me siento bien. Voy monísima.
Lo de que no había cortinas es verdad, pero de que no tengo cinco años, no estoy yo tan segura.