martes, 28 de octubre de 2014

El fluir de la existencia.

-Si no te escribo, no sé como calmarme. Es como si en mi interior hubiera rayos que explotasen en una tormenta gigantesca. Siento un enfado tremendo, cada vez que aparece un hombre que me gusta y quiero que la relación fluya y llegar a conocernos, siempre ocurre que acaba yéndose. ¿Por qué, sin embargo, los que menos me gustan se quedan y llaman todos los días? Esta parte de mi vida me frustra. Siento una profunda decepción por cómo se desarrollan mis relaciones. ¿Es tanto lo que pido? Yo lo veo muy simple, ¿qué creencia me limita?
-El bloqueo energético en relación al fluir de tus relaciones con los hombres está interconectado con tu nacimiento, tu infancia, la infancia de tus padres, la de tus abuelos, tus bisabuelos... el movimiento de los Planetas, las mareas, el subsuelo del Tíbet, Las vidrieras de las catedrales, la inteligencia de los delfines, la visión de un águila, el sonido de un violonchelo, el hijo que tendrás un día, la calidez del útero de tu madre, el silencio del amanecer... todo interpenetrado por todo, todo moviéndose al unísono... No hay absolutamente nada que puedas hacer para modificar el exterior. Lo único a lo que tienes acceso es a sintonizar tu intención con un sentimiento de paz. Cuando lo que quieres "encaje" con todo lo demás, lo experimentarás.

sábado, 25 de octubre de 2014

El juego de la conciencia

Estoy en el trabajo, en un claustro, durante el cual la directora nos cuenta la Programación general anual. Llevo una hora escuchándola, intercambiando algún que otro comentario con mi amiga Pilar, sentada a mi lado, y leyendo en el móvil un mail sobre la nueva concepción del universo (mi tema preferido en los últimos tiempos) que me había enviado a mí misma en previsión del esperado interminable discurso de la dirección.
Me encontraba en un estado de casi beatitud después de leer las siguientes frases: "Cada punto del cerebro humano está conectado por medio de la "espuma cuántica" con todos los demás puntos del universo. No existe la materia, solo existe la interferencia constructiva del universo interpenetrante. Tras una silla aparentemente sólida, se esconde el superholograma de un torbellino de ondas/partículas".
Todos éramos "uno" en ese salón de actos, las sillas: superhologramas, el suelo vibrando, mis compañeros: un conjunto de células trabajando en cooperación y armonía... Pilar me hace un comentario, yo le respondo, y entonces, una mujer sentada delante, se vuelve hacia nosotras y exclama enfurecida: "Ya está bien de hablar, no soy capaz de oír nada por vuestra culpa..." nos miramos atónitas, puede que fuera esta la vez que menos habíamos hablado en los veintiséis años que llevamos juntas en ese instituto, soportando claustro tras claustro... pero si no estamos hablando, replicamos...¿Queeee? que no habláis, pero si no habéis callado ni un minuto... Es una chica joven, la encolerizada, debe ser nueva porque no la conozco. Pilar y yo nos miramos riendónos sin hacer ruído y decidimos no volver a pronunciar una palabra. Me quedo observando desde atrás a esa mujer y decido que es idiota.
Placidez, serenidad, ¿Dónde os habéis ido?
Investigo en mi estado interno y observo a una niña que ha sido regañada y quiere vengarse, porque la persona sentada a la izquierda de la interfecta le hace un comentario y yo estoy deseando que ésta responda para lanzarme sobre ella y pedirle que se calle.
Una vez que me doy cuenta del juego de mi ego herido, retorno a mi lectura:
"De un gran Vacío primordial, brotan en un proceso increíblemente complejo y hermoso, todas las formas que existen. Las piedras y las estrellas son meras ondulaciones en la nada"... la de delante sería por lo tanto una mera ondulación, lo mismo que mi rabia.
Algunas de estas ondas me gustan y otras no. Es el juego de esta vida que aunque no se comprenda, va a seguir desplegando su peculiar diseño. Y yo sé que siempre que me rindo y acepto, el gran Vacío primordial sonríe.

lunes, 20 de octubre de 2014

LA RISA

Cuando murió mi perrita, le quedó muy claro a todo el mundo que yo nunca, bajo ningún concepto, volvería a tener un perro en casa.
Mi hijo Pablo ha roto con su novia y esta semana, por motivos de trabajo, no podía hacerse cargo de su "pastor australiano", por lo que no he tenido más remedio que reconsiderar mi tajante (y por lo visto modificable) decisión y ocuparme de este ser que añade un poquito más de estrés a mi ya ajetreada vida.
Le he puesto el pienso, le he sacado de paseo, he hecho unas cien cosas más, entre otras atender a mi madre -para lo cual necesito grandes dosis de aceptación y paciencia, no siempre disponibles en el catálogo de mis emociones- y sintiéndome muy satisfecha de mi buena disposición, no he sido consciente del tono nada conciliador con el que he recibido a mi pareja en la cocina, por lo que este hombre, después de escucharme, ha exclamado en voz alta: "Buenos días, Vietnam"
Me he quedado mirándole y me ha dado un ataque de risa.
Nos hemos reído los dos un rato y ha añadido: "Me encanta haberte hecho reír"
A continuación, ya sin prisa, y con una sensación de agradecimiento por la existencia, uso y disfrute del sentido del humor, he ayudado a mi madre a ponerse bien el jersey, que lo llevaba al revés, mientras ella exclamaba: "cuánto tienes que trabajar por mi culpa" y yo, con el talante renovado por tanta risa, he añadido: "no te imaginas, mamá, lo enormemente agradecida que tengo que estar yo, por todo lo que tú trabajaste por mí y por mis hijos", ella emocionada, ha dicho entonces: "Qué Dios te bendiga, hija, por ser tan buena conmigo"…
!Ay, qué buen comienzo de día!
En cierta ocasión tuve que responder a la siguiente pregunta: ¿Cuál es la cualidad que más admiras en un hombre?
sin dudarlo, respondí: "El sentido del humor"

viernes, 10 de octubre de 2014

El bien es silencioso

Los científicos han demostrado que en un estado de serenidad, la presión arterial disminuye, la mente se relaja y aumenta la efectividad del sistema inmunológico.
Sin embargo, la indignación que se genera como consecuencia de los actos de otras personas, por acontecimientos ajenos a uno mismo, si no se controla de manera adecuada, produce un incremento notable del estrés, que tiene como consecuencia una deficiente respuesta frente al desafío de bacterias y virus invasores.
Es decir, existen más posibilidades de enfermar, después de que un estado previo de una justa indignación, se haya convertido en ira.
Las hormonas que se liberan con el estrés que provoca la ira: adrenalina, noradrenalina y cortisol- entre otras- obstaculizan la función de las células inmunológicas (Goleman, 1996).
La indignación, como reacción espontánea, puede derivar desde la ecuanimidad y la serenidad, en el motor predominante de la acción y el pensamiento.
El bien es silencioso, maneja hilos invisibles.





viernes, 3 de octubre de 2014

Escucha nada empática

En relación al escrito anterior, una antigua alumna me pregunta lo que puse en la pizarra respecto a los puntos a tener en cuenta cuando se realiza una escucha empática (metodología desarrollada por el psicólogo estadounidense, Carl Rogers)
Escribí lo siguiente:
-No interrumpir.
-No pensar en el propio caso.
-No sacar conclusiones.
-No aconsejar.
-No juzgar.

Conozco muy bien la teoría, practico con asiduidad el escuchar poniéndome en el lugar del otro, imaginando lo que siente, tratando de concederle el espacio y el tiempo necesarios para que sea capaz de expresarse con confianza. Suelo lograr que la otra persona se sienta realmente escuchada. Sería fantástico poder decir que he conseguido ser una empática escuchadora, si no fuera porque cuando es mi pareja quién está enfrente, lo que hago es juzgarle, interrumpirle y a continuación aconsejarle, jajaja...