miércoles, 3 de febrero de 2016

¿Se aburre el alma?

Ayer estaba hablando en clase de dietoterapia y alimentación enteral. Y como siempre que hablo de temas sin alma, la mía (mi alma) se despidió de mí y me dejó sola en un cuerpo inerte.
Pasada una hora decidí que no podía seguir muerta mucho más tiempo y empecé a hablarles del inconsciente y los mecanismos de transformación de los pensamientos negativos. Al cabo de unas décimas de segundo mi espíritu regresó y aterrizó suavemente en el interior de mi cerebro.
No hay remedio. Ya en el colegio miraba el reloj cada cinco minutos queriendo escapar del tedio que me producían las leyes de la termodinámica.
No soy yo. No es culpa mía. Es que sin  ESO que me da vida, este cuerpo pesa varias toneladas y se tiñe de color marrón.
ESO no tiene forma ni aspecto ni color pero sé muy bien cuándo desaparece dejándome des-animada.
Trato de ser normal, de hablar de temas, pero no es posible. La vida parece ausentarse de mí cuando no soy espontánea.
He bailado muchas veces frente a una hoguera, he respirado con un tubo y una pinza en la nariz,  durante horas, en agua muy fria y muy caliente, he practicado Biodanza en Venecia con cientos de personas llegadas de todo el mundo, he hecho submarinismo, he bebido hasta olvidar lo prohibido, he atravesado el desierto de Coahuila con un coche de tercera mano, he hecho el ridículo, me he expuesto, he rozado la locura, he partipado de experiencias imposibles...
No es culpa mía. Mi alma solo me acompaña si acepto estar completamente viva.
Y yo sin ella, no soy nada.