martes, 3 de enero de 2017

Al año nuevo le pido...

No le pido nada al año nuevo. Un año no tiene la potestad de concederme nada.
Lo que quiero pedir me lo pido a mí. Si no me lo concedo yo, será que en realidad no lo quiero.
Necesito recordar cómo era- rodeada de sensatos- existir sin sensatez.
Me gustaría dedicarme a animar lo inanimado mientras los demás, discretos, serios y cautos, se afanan en arreglar el planeta.
Quiero que todo sea nube.
Yo quiero ser liviana y observar a los formales organizando la solidez del mundo.
Quiero que mi imaginación me coloque un nuevo nombre que suene a piano.
Y saber fabricar miel.
Necesito entrar en lo inimaginable, a ver si dejé allí olvidada mi fantasía.
Me gustaría alfombrar mi cuerpo para que lo atravesara, altiva, la pasión por vivir.
Me pido otra voz. Una que siempre cante bajo la lluvia.
Quiero conocer a Mozart.
Quiero pillar desprevenido a mi espíritu, justo en el momento en que esté creando otro universo.
Quiero poder ver siempre un par de naranjos y flores y musgo y nieve delante de mi ventana.