lunes, 11 de marzo de 2013

A varias mujeres que conozco...

Te observo en ese penar viejo, que de puro viejo ya debería haber muerto y harta como estoy de mi propio pasado quejumbroso, te exhorto a ti a que dejes a tus genes interactuar con el ambiente adecuado con el fin de lograr que la felicidad (que dicen que está en el código genético) comience a esbozarse en tu corteza cerebral y pueda yo verte al fin libre de la condena de cargar con la famosa culpa de la mujer de Adán.