martes, 26 de abril de 2016

VUELVO A SABER

Supe de niña que no existían los límites ni los contornos de las cosas. Que todo era bello y lo mismo.
Que el amor que sentía por cada objeto era correspondido: me amaban las cintas de colores, los besos y la ropa que no raspaba.
Que el tiempo de los mayores era un espacio para jugar.
Que yo era muy pequeña y casi todo muy grande para poder caber.
Que mi padre solo existía cuando yo le miraba.
Que mis trenzas tenían mal genio cuando las peinaban.
Que mis ojos eran amigos del espejo.
Que a veces el suelo quedaba tan lejos como el cielo.
Que todo comenzaba y nunca dejaba de comenzar.
Que detrás siempre había algo y que siempre había un fascinante detrás.
Supe que podía entrar en los cuentos si mamá sonreía al leerlos.

Ahora vuelvo a saber.