lunes, 4 de mayo de 2015

¡BIENVENIDO A MI FIESTA!

Fiesta en casa. Once personas. Treinta años sin verte. Comida, abrazos y alcohol. ¿Quieres más paella?, ¿te pongo otra cerveza?... No me encuentro pero estoy en paz. Escucho fragmentos de vidas ajenas, me dedico a descifrar lo que hay detrás de cada gesto y veo, como siempre, las emociones embriagadas en vino blanco y también tinto, mezcladas con cariño y desencuentros. Todo cabe en siete horas de mesa y sobremesa.
El bebé llora, se rompe una silla, humo de tabaco, nostalgia, recuerdos... Queda prohibido el silencio, que nadie muestre un ápice de tristeza, si te descolocas bebe un poco más.
¿Ya no bebes? No, gracias. ¿Ya no fumas? No, gracias. Apenas hablas...
Todo sucede aquí adentro, entre mi vientre, mi corazón y mi garganta. Más amor que desconcierto.
Celebro la vida que inunda esta casa. Tus sesenta y tantos años y los quince días de ese ser diminuto que duerme en brazos de su abuela.
Me reconforta haberte dado todo lo que tengo y si no fue así, vuelve otro día, porque te lo debo.