martes, 25 de marzo de 2014

Algo estupendo

"Pensar en pequeño" recomienda el escritor Ian McEwan en una de sus novelas. Nos cuenta que cuando pensamos en las cosas grandes, la situación política, el calentamiento de la tierra, la pobreza en el mundo, todo parece horrible, nada mejora, no hay nada que esperar, pero si piensas en lo pequeño, en algo más cercano... es estupendo.
Y pienso yo que pensar en pequeño es estupendo porque la auténtica vida transcurre muy cerca de uno mismo, en lo cotidiano está todo lo que es posible, en cada rostro que observo hay una parte de mí misma que aún desconozco, me gusta pensar que los pájaros nunca dejan de asombrarse de mi existencia, que los árboles, emocionados, tratan de saludarme cuando paso a su lado, que el sol se contenta tanto cuando despierto que brilla durante un instante de otra manera; sé que soy solo un humilde representante del millón setecientas cuarenta y seis mil especies existentes, pero estoy tan rodeada de vida que aunque yo no lo sepa, diez mil tipos distintos de microbios caminan por el interior de mi cuerpo ayudándome a obtener energía o a absorber vitaminas, conviviendo conmigo en armonía mientras yo no distorsione su medio ambiente, viviendo en el miedo.
Soy algo diminuto y eterno al mismo tiempo, y aunque mi parte intangible esté incluida en todo lo que se manifiesta y pueda interferir en tu próximo pensamiento, si elijo pensar en pequeño, si pienso cuánto me gusta ver reír a mis hijos y disfrutar viendo jugar juntos a sus perros, o pìenso en la suerte que tengo de poder llenar de palabras este rectángulo en blanco y que tú las leas, o en el privilegio de poder entrar en clase y contarles a mis alumnos cómo descifrar un sueño, si pienso en todo esto, ocurre entonces que algo que podría definir como cierto estado de contento, camina, vuela o se expande alrededor, dentro y fuera de este cuerpo que manejo, y solo saber esto es estupendo.