jueves, 21 de marzo de 2013

ENTUSIASMO

Los antiguos griegos creían que el entusiasmo era un don del cielo. Una suerte recibida que había que proteger.
La etimología de la palabra es: en-theós. Sentirse poseído por un dios.
Algo así como que estás tan tranquilo y de repente el entusiasmo desciende desde las alturas e inunda tu espíritu.
Puede evaporarse en unos segundos o persistir hasta lograr determinado objetivo, depende de la "resilencia" o convencimiento absoluto de que se puede superar cualquier obstáculo aunque todo parezca ponerse en contra.
En realidad, la parte entusiasta es la mejor versión de uno mismo.
El entusiasmo, si es auténtico, se transmite vía aérea.
Mi intención en estos momentos es iniciar el contagio.

miércoles, 20 de marzo de 2013

ENERGÍA POTENCIAL

Un día, después de un extraño sueño, decidí empezar a escribir. No había escrito nunca nada en mi vida, exceptuando las redacciones del colegio con temas como la Virgen María o las vacaciones familiares.
Decidí en esta ocasión contar mi vida. Meses después, una vez finalidad mi "gran" obra, un amigo me propuso enseñársela a una conocida suya, critica literaria. Me negué, por supuesto, me daba terror lo que pudiera decirme. Él insistía, me animaba a correr ese riesgo, decía que tenía que enfrentar el miedo a las posibles críticas y yo me daba cuenta de que tenía razón así es que decidí entregárselo.
Al cabo de unos días recibí los comentarios de su amiga. Fue como si me despellejaran a cámara lenta. No eran meras opiniones, eran ataques directos. Acabé de leer sus palabras y por supuesto decidí que hasta ahí habían llegado mis incursiones en la literatura. Sentía vergüenza de mí misma, ¿cómo era posible cometer tantos errores, como ella me mostraba, en algo más de cien páginas? Lo mío era, ciertamente, una afrenta.
No podía ni acercarme al ordenador, me daban ganas de vomitar solo de pensar en escribir dos frases.
Pasados unos días decidí empezar de nuevo. Con rabia y con cierta desesperación, empecé a escribir una nueva historia.
Me sentía miserable y poco digna, pero me propuse continuar hasta superar mis limitaciones.
El resultado fue un libro que publicó RBA hace unos años. La editora me llamó por teléfono desde Barcelona y me dijo que se había llevado el libro a casa y no había podido irse a dormir hasta que terminó de leerlo.
Me siento ahora de la misma manera respecto a otro tema que supone un nuevo reto en mi vida. Vuelvo a sentirme miserable y desdichada. Pero solo a ratos. Enseguida recuerdo cuál ha de ser mi actitud. Avanzo a duras penas en contra de la corriente que amenaza con llevarme por delante, no desespero porque sé que es cuestión de tiempo que se active aquella fuerza interior con la que conecté entonces. Atravieso el desaliento, la desmoralización, la incertidumbre...Y ahí está.
Nunca dejará de sorprenderme la potencialidad del ser humano.

sábado, 16 de marzo de 2013

Perturbando la realidad...

En el transcurso de mi vida he tomado muchas decisiones, la mayoría de ellas, absurdas.
Sin embargo hubo dos ciertamente acertadas, que determinaron un antes y un después en mi existencia.
La primera, dejar de fumar. No solo dejé el tabaco sino que me despedí de una gran parte de mi vida social que giraba en torno al paquete de Marlboro. Sin un cigarro en la mano algunas experiencias ya no tenían sentido.
Y la segunda, dejar de ser adecuada.
A continuación cito algunos de los significados de la palabra adecuado según el diccionario: "Apropiado, ajustado, ceñido, adaptado...", decidí por tanto dejar de ser tan conveniente y pertinente, y me propuse poner de nuevo en funcionamiento una parte de mi encéfalo que había quedado clausurada desde los cinco años (momento en que ingresé en el colegio-prisión de las Dominicas) para lo cual parecía imprescindible que me diera permiso a mí misma para volver a ser la que debería haber sido siempre, si no me hubieran impedido ser la que realmente era.
Desde esta perspectiva trato de enfocar mi vida y algunas veces, como ayer en clase, quedó patente este hecho.
Una de mis alumnas había llevado al instituto a su bebé de año y medio, yo le había dado permiso porque la mamá de la criatura llevaba tiempo faltando a clase por no contar con nadie que pudiera cuidar de su niña por las tardes, al salir de la guardería.
Mientras yo trataba de explicar el tema, la pequeñina balbuceaba en alto.
A esta circunstancia (que ya de por si alteró un poco al grupo) se sumó el mercadillo que se organizó a costa de mis libros, ya que lo que se suponía iba a ser una discreta venta de varios libros (de un pedido que me habían hecho el día anterior), se convirtió en un tremendo follón entre los que pagaban, los que encargaban y los que perdían el dinero que habían puesto sobre la mesa...Y por supuesto, como no podía ser de otra manera, la jefe de estudios entró en esos momentos en mi clase (cosa que ocurre muy excepcionalmente) para darle una carta a una alumna, y pudo ser testigo del circo que teníamos organizado entre todos. No había nadie sentado en su sitio. ¿Y esa niña? Preguntó.
La acompañé hasta la puerta y traté de explicarle la presencia de la pequeña. No es la primera vez que me descubren participando en actividades poco "adecuadas" (en apariencia) en el interior del aula cuando yo estoy dentro, por lo que no hizo falta ningún tipo de justificación, la jefa me sonrió con condescendencia y me dijo: "Si a la profesora le parece bien, no hay ningún problema".
Y es que sí me parece bien perturbar lo cotidiano, ya me aburrí demasiado tiempo (más de quince años, cuando yo era la más adecuada del Planeta) escuchando al profesor de turno hablando de temas que deberían haberme resultado interesantes de haber puesto ellos un poco más de alma en el asunto.
Elijo no estar ceñida ni ajustada.
Trabajo con seres humanos. Me gusta pensar que en cualquier nomento puede ocurrir algo extraordinario.

lunes, 11 de marzo de 2013

A varias mujeres que conozco...

Te observo en ese penar viejo, que de puro viejo ya debería haber muerto y harta como estoy de mi propio pasado quejumbroso, te exhorto a ti a que dejes a tus genes interactuar con el ambiente adecuado con el fin de lograr que la felicidad (que dicen que está en el código genético) comience a esbozarse en tu corteza cerebral y pueda yo verte al fin libre de la condena de cargar con la famosa culpa de la mujer de Adán.

miércoles, 6 de marzo de 2013

La intuición

Me dejé seducir por la intuición hará unos cuantos años. Me pareció que tocaba en mi hombro y mostraba interés en mantener una relación conmigo.
Tardé algún tiempo en decidirme a aceptar su propuesta, intuía (ya gracias a ella) que a partir de entonces mi vida iba a dar un vuelco. Y así ocurrió.
Me maneja a su antojo, y lo curioso es que se lo permito. Me hace explorar el inconsciente, interpretar los signos de los sueños, traducir cada silencio, saberlo todo de algún otro momento, y tirar del hilo de tu existencia (si me lo permites) hasta desvelar los secretos que olvidaste.
Nunca se ausenta, me pide que no sea discreta, que me exponga. No puedo ser desdichada en su presencia (y mira que lo intento, por inercia) me exige mirar hacia delante, me obliga a hablar de ella ante otros, no por vanidad, bien lo sé yo, sino para ganar más adeptos a su causa, y me dejo hacer, y hablo y hablo empleando las palabras que ella pone en mi boca, y ya casi sin miedo me atrevo a decir lo que nunca hubiera dicho, me expongo, qué remedio, aunque me tomen por loca, y es que no hay marcha atrás, ya no podría vivir sin ella. Me ha enseñado a llorar por la que no pude llegar a ser y a bailar con la que al final sí fui.
Ahora camino sin censor, ¡qué vértigo!, solo me guío por su voz, menos mal que me ha dicho que no tema, que ella protegerá siempre mi sueño.