jueves, 14 de noviembre de 2013

DULCE HOGAR

Ocho de la mañana en urgencias acompañando a mi pareja, no ha dormido nada esta noche, apoya la cabeza en mi hombro mientras esperamos en una sala de espera llena de gente variopinta, suenan los móviles de casi todo el mundo, oyes aunque no quieras las conversaciones ajenas: "Me he venido solo, cogí la garrota y ya está... que no, que no vengas, pues cómo voy a estar, hecho polvo...", "Pásame a la Loli... Ay, hija, qué nochecita he pasado, vomitando todo el tiempo, no voy a poder ir a lo de la Juani...", "me pican las plantas de los pies y de las manos, bueno palmas, como se llame..." Por megafonía suenan timbres y nombres: "Isabel Puerta pase por la puerta número dos", curioso apellidarse puerta, pienso yo, y me imagino cada año en el colegio las bromitas que tuvo que soportar..., "Manuel Rábano, pase por consulta siete", este en el colegio, todavía peor..., algunos dormitan, otros regañan con el que tienen al lado, una niña de unos dos años pasa una y otra vez por debajo de las piernas de su padre que está de pie, con varios abrigos y un bolso de señora, plateado, colgado del hombro, mi cabeza va escribiendo todas las escenas (cada loco con su tema), nos llaman, entramos en una consulta, la médico es bastante antipática, meten a mi chico en una sala llena de sillones y le colocan un suero, se duerme el pobre de puro agotamiento, a mí me echan, solo se puede estar un rato, antes de irme escucho al señor de al lado, diabético con la tensión alta, contestar a unas preguntas: ¿Cúanto bebe usted?,¿Yo?, poco, ¿pero cuánto más o menos? lo normal, unos seis o siete vasos de vino, la mujer añade: "Los fines de semana mucho más", ya sí, claro, los fines de semana me tomo mis copitas como todo el mundo, el anciano de enfrente se empeña en que ha venido solo a revisión, dice su hija que ha tenido diarrea toda la noche, qué va, estoy estupendamente, ¿qué día es hoy?, le pregunta el médico, pues doce, no catorce, rectifica, y ¿qué mes?, noviembre, qué gracia, no le pillan, me mira sonriendo y hace un gesto como diciendo: "qué tonterías me están preguntando", tiene muy buena pinta el caballero, debía ser todo un seductor de joven, también puedo ver enfrente a un pobre abuelo con una tos espantosa y una cara muy triste, y una mujer con bata de casa y zapatillas esperando a que le suban un poco las plaquetas para irse a su casa..., salgo a la calle, ¡qué hambre! llevo sin comer ni beber nada más de seis horas, cojo el coche, llego a casa, como algo deprisa, me cambio de ropa, me voy a trabajar, conduzco treinta y cinco kilómetros, explico el sistema circulatorio y la articulación sinovial, corrijo unos exámenes, hablo con una ex alumna que tiene problemas de amores, me dirijo de nuevo al hospital, no permiten visitas hasta las ocho, al cambiar de bolso se me olvidó la tarjeta que me habían dado para poder entrar por la noche, tengo que volver a casa (total, solo cuarenta kilómetros más, entre ida y vuelta) entro, cojo la tarjeta, vuelvo al coche, llego al hospital, de repente se ha levantado un viento furibundo, una hora esperando hasta que me dejan entrar, me regaña una señora por colarme según ella, entro al fin, está completamente agotado y tapado con una sábana, ¿por qué te han puesto eso?, tenía frio, pero si es una sábana, ya pero está doblada, todo el día ha estado sentado en ese potro de tortura, la médico se acerca y nos anuncia que ya nos vamos, te lo mereces, menudo día llevas, comenta la doctora, dos horas esperando a que le den el alta, a mí se me olvidó cenar, nos dan el parte, pone varón de setenta años, se lo devuelvo y esperamos otra media hora a que lo recitifiquen, mientras veo llegar a unos cuantos que van a pasar allí la noche porque no hay camas disponibles, llegamos a casa, él se tumba en el sofá, le tapo con una mantita, y exclama: "esto es como estar en el cielo" y yo me dejo caer, desmayada, en el sillón de al lado, contenta al verle sonreir, con los ojos cerrados. Nada mejor que pasar un día de perros, jaja... para ser capaz de agradecer el regalo de un instante perfecto.