domingo, 31 de diciembre de 2017

¿Dónde estuve todo este tiempo?

Comentaba a veces mi madre que a mí me llevó muy tarde al colegio porque a pesar de que mi incombustible vitalidad le producía cierto aturdimiento, me veía tan feliz que le daba pena romper el hechizo que me provocaba mi propio desparpajo. Recuerdo palmo a palmo aquella felicidad: una perfecta sincronía de curiosidad y ensimismamiento.
Fui al colegio conmigo, aún entera, creyendo que era solo cuestión de un rato. Enfermé enseguida por tener que renunciar al tiempo completo que yo necesitaba para vivir sorprendida, y me premió la vida con una semana en casa. Fiebre y mocos dan igual, juego con los pañuelos y las sábanas. El último día vuelvo a saltar. Canto y doy vueltas y más vueltas, entusiasmada, alrededor de mí misma. Mi madre me observa y exclama:"esta niña ya está buena, mañana al cole". ¡Ay, nooooo!
Muchísimo cole después proclamo que ya ha sido suficiente.
Y hoy, treinta y uno de diciembre último día del año más extraño de mi vida decido que quiero volver a ser ella: creativa, vivaz, vertiginosa, noble y risueña.
¡Esta niña ya está buena!exclama mi madre desde el cielo.