lunes, 20 de octubre de 2014

LA RISA

Cuando murió mi perrita, le quedó muy claro a todo el mundo que yo nunca, bajo ningún concepto, volvería a tener un perro en casa.
Mi hijo Pablo ha roto con su novia y esta semana, por motivos de trabajo, no podía hacerse cargo de su "pastor australiano", por lo que no he tenido más remedio que reconsiderar mi tajante (y por lo visto modificable) decisión y ocuparme de este ser que añade un poquito más de estrés a mi ya ajetreada vida.
Le he puesto el pienso, le he sacado de paseo, he hecho unas cien cosas más, entre otras atender a mi madre -para lo cual necesito grandes dosis de aceptación y paciencia, no siempre disponibles en el catálogo de mis emociones- y sintiéndome muy satisfecha de mi buena disposición, no he sido consciente del tono nada conciliador con el que he recibido a mi pareja en la cocina, por lo que este hombre, después de escucharme, ha exclamado en voz alta: "Buenos días, Vietnam"
Me he quedado mirándole y me ha dado un ataque de risa.
Nos hemos reído los dos un rato y ha añadido: "Me encanta haberte hecho reír"
A continuación, ya sin prisa, y con una sensación de agradecimiento por la existencia, uso y disfrute del sentido del humor, he ayudado a mi madre a ponerse bien el jersey, que lo llevaba al revés, mientras ella exclamaba: "cuánto tienes que trabajar por mi culpa" y yo, con el talante renovado por tanta risa, he añadido: "no te imaginas, mamá, lo enormemente agradecida que tengo que estar yo, por todo lo que tú trabajaste por mí y por mis hijos", ella emocionada, ha dicho entonces: "Qué Dios te bendiga, hija, por ser tan buena conmigo"…
!Ay, qué buen comienzo de día!
En cierta ocasión tuve que responder a la siguiente pregunta: ¿Cuál es la cualidad que más admiras en un hombre?
sin dudarlo, respondí: "El sentido del humor"