viernes, 13 de diciembre de 2013

Hacer o decir caricias

Me encantó un mensaje que recibí esta mañana: "Llevo unos días en una nube, es probablemente solo azúcar y almendra, pero me ha devuelto una vida que ya no recordaba..." Yo creo que a todos nos faltan mimos, vivimos carentes de ternura, de ahí la nostalgia del azúcar. Dice el diccionario que mimar es hacer o decir caricias con alegría y con la intención de transmitir cariño de forma dulce. Yo podría contar que mis abuelas perdieron primero la alegría y después el marido, en este orden. Y de dulzura nada supieron, aunque una de ellas tuvo una confitería, pero de poco sirvió hacer tanto bizcocho, mi madre y sus hermanos crecieron sin un solo arrumaco. En casa de mi padre no fue muy distinto, eran muchos y cada uno tuvo que vérselas con la vida, no hubo tiempo para zalamerías. Como resultado de esta historia, yo aprendí a argumentar antes que a arrullar. Alguien expresaba el otro día: "Me habría encantado que mi madre hubiera querido celebrar mi cumpleaños con mucho entusiasmo, aunque estuviéramos los dos solos". Es un hombre el que habla, ellos también necesitan mimos. Tú me cuentas que tu padre, casado con otra mujer, le preguntó a ésta: "¿Tú en qué momento dejaste de quererme?", y ella, que al escucharle levantó la vista del periódico, respondió: "¡No digas tonterías!" y continuó leyendo.
¿En qué momento dejamos de demostrar que queremos a alguien? Cuando nos olvidamos de hacer o decir caricias.