Pensé
en la posibilidad de ser libre. ¿Por qué no?, ¿quién poseía esta cualidad para que
pudiera servirme de modelo?: Nadie. ("Lo que es libre no está contenido
en el interior de una persona")
Bueno,
no me quedaba más remedio que aceptar dejar de ser yo. ¿Estaba segura
de lo que estaba pidiendo? Me paré a considerar ese asunto con
detenimiento y descubrí que enfermé para poder salir. De mí.
Demasiadas pretensiones, demasiadas contradiciones, ¿cómo desintonizar de mi propia frecuencia?
Sin moverse, se acercaron los árboles. Me rodearon las plantas, de repente. Y estas criaturas-con capacidades sensoriales mucho más sofisticadas que cualquiera de los seres vivos del planeta, cuya forma de inteligencia se asemeja a sistemas como internet-comenzaron a detectar mis campos eléctricos y magnéticos: mi ansiedad, mi desánimo... a sentir también mis gradientes químicos: el esfuerzo de mis tejidos por recuperar la coherencia...comencé yo a detectarlos a ellos- el mundo es más rico cuanto más impalpable se hace- y sin afán de protagonismo me fueron desvelando la estructura de la Presencia silenciosa... Sí, han sido ellos... les debo la vida.
¿Os enseño yo a reír? ¡Mi risa es tan verdad!