sábado, 9 de noviembre de 2013

NOSTALGIA DE TI

Dice un médico japonés, especialista en cáncer: "Por encima de todo, ama lo que haces".
Yo no amaba, entre muchas otras cosas, bañar a mis hijos cuando eran pequeños, era una de las cargas diarias que sobrellevaba con muy poca paciencia, lo hacía con prisa y a disgusto, deseando que salieran cuanto antes del agua, para darles la cena y que se acostaran pronto.
Ahora que ambos pasan de los veinticinco, me imagino poder haberme sentado en una banqueta al lado de la bañera donde se remojaban juntos y haber sido capaz de disfrutar con ellos aunque hubiera sido un solo día, y se me pone un nudo en la garganta porque me doy cuenta de que en esos momentos yo siempre estaba demasiado cansada por haber pasado el día entero sin amar nada de lo que hacía, cumpliendo una tarea tras otra, incluyendo el cuidado de esas dos criaturas en la lista de agotadoras ocupaciones. Lo que hubiera dado entonces por haber tenido un puesto de mangos en una playa del Caribe, soltera, bronceada y feliz todo el año, jaja...
Crecieron los niños y yo seguí sin amar lo que hacía (no eran ellos, por tanto, los culpables de mi desasosiego): cuidé del perro con ansiedad, modifiqué varias veces mi dieta, intenté cambiar el mundo, me enfurecí por no ser perfecta, se me cayó el alma a los pies en varias ocasiones y harta de mí misma, me senté a llorar un buen rato.
Derrame una lágrima por cada error, por eso tuve que llorar varios años.
Ahora, imperfecta y en un mundo que nunca será como yo lo hubiera diseñado, disfruto de ser capaz de disfrutar de todo y nada. Y disfruto de ti. Me gusta sentarme a tu lado y que me hables de lo que sientes.
¿Y quién eres tú? Eres un ser que necesita que alguien le recuerde algo vital para pillarle el sentido a esta existencia: AMA LO QUE HACES.