martes, 21 de junio de 2016

ENSUEÑOS

Hoy soñé algo sorprendente que no recuerdo en absoluto. Solo sé que amanecí sorprendida. Y con eso he de conformarme. El inconsciente es caprichoso y no siempre comparte con la razón lo que atesora, pero me queda cierto sabor a inmortalidad.
Yo firmaría por vivir en mis sueños. Son ilimitados y absurdos. Contrarios a la razón y sin final en el espacio- tiempo.
Dejé de ser feliz desde el momento en que concebí un universo acotado y razonable.
Tengo que ir "inmadurando", permitiéndome, por ejemplo, crear este verbo que no existe: inmadurar.
Un inmaduro es aquél que actúa como si tuviese menos edad de la que tiene. Y eso es precisamente lo que quiero hacer, ir inmadurando hasta regresar a una edad en la que confunda sueños y ensueños.
No es un regreso a la infancia, es un viaje alrededor de lo que no conozco, no para conocerlo sino para ir saltando alegremente de lo ignorado a lo inexplorado, de lo imposible a lo inverosímil.
El miedo me tiende trampas mentales para que regrese a mi sano juicio.
Decido observar a mi alrededor y concluyo que no hay nadie satisfecho habitando en este juicio tan sano.
Despliego el mundo. Ya no quiero recovecos.
Una vez reintegrada en el todo, viviré para contarlo.












1 comentario:

Herminio Ordóñez Pérez dijo...

Me ha encantado tu meditación, ojslá lo consigas si realmente lo quieres
yo vivo un poquito en esa inmaduración pero al no saberlo del todo ni se disfruta ni se deja de disfrutar ya que así como la luna nunca esta cuando esta el sol la inmaduración lleva implicita una mente inmadurada lo cual es dificil que sea consciente de si misma...o algo asi
Un beso
Mino