miércoles, 31 de mayo de 2017

¡BIENVENIDA, SENCILLEZ!

El dolor y yo hemos hecho un viaje. Nunca lo hubiera elegido como compañero de travesía, pero no estaba en mi mano escoger otra opción. Unas veces dolía el cuerpo y otras veces, todo.

En aislamiento en un hospital, sin poder abrir puerta o ventana, a solas con él.
A solas con él.
Me ha mirado de frente y sin permitirme ni siquiera balbucear, ha neutralizado mis lamentos y mi victimismo, ha doblegado mi terquedad, me ha dejado desnuda, sin pudor, frente a la pérdida de dignidad... he ido aceptando, paso a paso, y él a mi lado... ¿Pero cuándo te vas?- apretando aún más las tuercas- "¡Confía!"... No tengo tanta paciencia... "¡Necesitas conocer la paciencia infinita!"... No, ya me da igual, no me hagas esto, vete ya... "Voy a enseñarte a desaparecer"... ¿Desaparecer?... "De ti misma"... Y entonces siento que aumenta la intensidad de su abrazo, más y más, más y más... ¿Me quieres matar?... "Sí"...Y desaparecí. Vi al dolor salir sin despedirse.
¡Qué gracia, quién creía ser yo!, ¡qué entramado tan poderoso el de mi hipnosis!
¡Qué sencilla es la Verdad!







No hay comentarios: