Ayer por la tarde, a las ocho, después de cinco horas de clase con los mismos alumnos, les propuse una práctica de escucha empática. Escribí en la pizarra lo que había que tener en cuenta a la hora de realizar dicho tipo de escucha y se colocaron por parejas. Teníamos la puerta abierta porque hacía mucho calor. Eran impares, por lo que yo participé de la práctica, colocándome frente a una alumna.
Durante unos minutos, uno de los miembros de la pareja tenía que contar una experiencia personal que tuviera cierto interés. Pasado ese tiempo, hablaría la otra persona y el otro tendría que escuchar. Di la señal, y empezó el ejercicio.
Yo estaba de espaldas a la entrada del aula, oí reír a los alumnos, me giré y vi que las dos señoras de la limpieza- que habían preguntado qué estábamos haciendo- tras dejar aparcado el carrito con los enseres de su trabajo, se habían colocado en el quicio de la puerta para poder leer lo que yo había escrito, y mirándose de frente, muy serias, estaban escuchándose la una a la otra, con mucha atención. Oí que una de ellas decía: "Lo estás haciendo mal, no me tienes que interrumpir, que lo pone en la pizarra…"
1 comentario:
Hola Nieves; muchas gracias por tus publicaciones lo primero y lo segundo vengo a ponerte trabajo jejeje, ¿podrias decirme que tipo de cosas escribiste en la pizarra?
Un beso muy fuerte de una antigua alumna que te lleva siempre en el alma.
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